El gran salto hacia la civilización, la prosperidad, el aumento de la esperanza de vida y otros hitos recientes no se debe, al menos no directamente, a la revolución científica de Galileo y Newton, ya que la mayoría de innovacios que cambiaron la vida de las personas apenas se basó en conocimientos científicos nuevos (al menos en principio), y pocos innovadores que depararon esos cambios tenían formación científica.
A juicio de la especialista en historia económica Deirdre McCloskey, lo que nos ha aportado a la mayoría una mejora vida se debe al «innovacionismo». El pan de molde es un buen ejemplo de ello.
Precedentes de la ciencia
Según McCloskey, el innovacionismo sería la tendencia o costumbre a aplicar ideas nuevas para elevar el nivel de vida. Y muchas innovaciones precedieron a la ciencia en la que se basaban (Newcomen, inventor de la máquina de vapor, o Arkwright, impulsor de la revolución téxtil, o Stepehenson, padre del ferrocarril, eran hombres con poca formación académica y de origen humilde).
Más tarde sí que la ciencia contribuiría al creciente ritmo de invención, y la línea entre descubrimiento e invención se volvería más difusa, pero el pensamiento deductivo apenas tuvo calado en los primeros años de la revolución industrial, una época en la que escaseaban los filósofos de la naturaleza.
El pan de molde es un ejemplo interesante en ese sentido: una forma de cortar el pan de forma automática para hacer bocadillos estandarizados. Este avance tuvo lugar en 1928, y en una pequeña localidad estadounidense, Chillicothe, en Misuri, como explica Matt Ridley en su libro Las claves de la innovación:
Muchas personas intentaron inventar una máquina para cortar y envasar pan en rebanadas, pero funcionaba mal o el pan se ponía duro por no estar bien empaquetado.
Lo consiguió Otto Frederick Rohwedder por un detalle crucial: tenía que inventar tanto la máquina eléctrica para cortar el pan como el empaquetado automático del pan para evitar que las rebanadas se endurecieran. El resto fue un golpe de suerte. El azar, en la innovación, es crucial, pero ese tipo de azar solo se produce en determinados ecosistemas.
La innovación surge cuando hay libertad para pensar, experimentar y especular. Ocurre cuando hay libertad para comercial. Aparece cuando la gente disfruta de cierta prosperidad y no está desesperada. Es un tanto contagiosa. Necesita inversión. Por lo común se da en las ciudades.
Una buena serie para enteder todas las implicaciones sobre la innovación, y también quienes se resisten a ellos, ya sean luditas, como posmodernos o malthusianos, es el manga y anime Dr.Stone: todo un canto a las virtudes de la Ilustración. Uno de los personajes, de hecho, es un chamán aficionado a la magia que finalmente descubrirá que la ciencia es mucho más poderosa, pero que la innovación es lo que realmente hace que el mundo valga la pena porque ayuda a curar a los heridos, permite ver a los miopes o ayuda… fabricar algodón de azúcar o una bebida de cola. Podéis ver más sobre esta serie en el siguiente vídeo:
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La noticia
El pan de molde y el «innovacionismo», no la ciencia, es lo que permite que prosperemos como civilización
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
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