Un cohete descontrolado se estrellará contra la Luna mañana

Aunque la mayoría de los ojos están puestos sobre lo que está ocurriendo aquí, en la Tierra, mañana tendrá lugar un momento histórico en la Luna: se estrellará la etapa de un cohete, siendo la primera oportunidad de observar casi en directo cómo un objeto no controlado impacta contra nuestro satélite. Pero también un evento que abre el debate sobre cómo la basura espacial puede empezar a ser un verdadero problema, no solo para nosotros, sino para todo nuestro ‘vecindario’ cósmico. Al menos el cercano.

Existen algunas certezas y muchos interrogantes en torno a esta colisión. Se sabe que ocurrirá a las a las 13.25 hora española en la cara oculta de la Luna, por lo que ningún telescopio terrestre podrá captar el momento. La sonda lunar de la NASA Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) será la encargada de la búsqueda y, probablemente, sus pesquisas den frutos en unas semanas. Porque se desconoce el lugar exacto donde caerá a unos 2,6 kilómetros por segundo, creando un cráter de unos 19 metros de diámetro. La publicación ‘Scientific American’ apunta a que probablemente el impacto ocurra cerca del cráter Hertzsprung, que tiene unos 570 kilómetros de diámetro, pero de momento no hay estimaciones más concretas.

¿Un cohete de SpaceX o uno chino?
Y, ¿qué es exactamente lo que se va a precipitar sobre la superficie lunar? Esa es otra de las preguntas sin respuesta. Todo comenzó con el aviso del astrónomo Bill Gray (que dirige el programa Pluto Project que rastrea objetos espaciales lejanos), quien determinó en un primer momento que era la etapa superior del cohete de SpaceX, Falcon 9, que lanzó el satélite Deep Space Climate Observatory (DSCOVR) en febrero de 2015. Sin embargo, otro análisis posterior reveló que su órbita no coincidía, según admitió el propio Gray. «Se parece más a la órbita de la etapa superior del cohete que lanzó la misión china Chang’e 5-T1 en 2014», señaló en ese momento. Varios trabajos posteriores independientes también señalaron esta posibilidad.

Pero el gigante asiático niega la mayor y asegura que los restos de su tecnología no serán los responsables de este impacto. «Según el monitoreo de China, la etapa superior del cohete relacionado con la misión entró en la atmósfera de la Tierra y se quemó por completo», dijo hace unas semanas el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin. El problema es que China ha sido centro de críticas en los últimos años por lo que muchos expertos consideran «prácticas irresponsables». Por ejemplo, el pasado año, la etapa central de 23 toneladas de su enorme cohete Long March 5B
se estrelló sin control en el mar poco después del lanzamiento. Y, por norma general, piezas tan grandes se derriban de manera controlada por razones de seguridad.

Aún así, su teoría fue defendida en un primero momento por datos de seguimiento del 18 ° Escuadrón de Control Espacial de la Fuerza Espacial de EE. UU. (18 SPCS), que sugería que, efectivamente, los restos del cohete chino volvieron a entrar en la atmósfera en 2015. Pero Gray afirmó que este análisis estuvo basado en información extrapolada de las coordenadas de órbita, no en la confirmación real del hecho. Y parece ser cierto, ya que el 18 SPCS confirmó recientemente a ‘SpaceNews’ que la etapa Chang’e 5-T1 no salió de órbita después de todo.

Cómo será el choque
Lo que sí se sabe es lo que ocurrirá una vez que el objeto impacte contra la superficie: «Una onda de choque viajará a lo largo del proyectil a varias millas por segundo. En cuestión de milisegundos, la parte trasera del casco del cohete se borrará con pedazos de metal que explotarán en todas las direcciones. Una onda de choque gemela viajará hacia el fondo, en la capa superior de polvo de la superficie de la Luna llamada regolito. La compresión del impacto calentará el polvo y las rocas y generará un destello al rojo vivo que sería visible desde el espacio si hubiera una nave en el área en ese momento. Una nube de roca y metal vaporizados se expandirá desde el punto de impacto a medida que el polvo y las partículas del tamaño de la arena se eleven hacia el cielo. Después de varios minutos, el material expulsado volverá a llover sobre la superficie alrededor del cráter que ahora arderá sin llama. Prácticamente nada quedará del desafortunado cohete», explica Pablo Hayne, profesor Asistente de Ciencias Astrofísicas y Planetarias en la Universidad de Colorado Boulder.

Él lo sabe bien porque participó en el experimento de la NASA Lunar Crater Observation and Sensing Satellite, o LCROSS. Enviado en 2009, fue una misión en la que se estrelló deliberadamente una sonda en un cráter permanentemente sombreado del polo sur lunar para observar sus efectos. «Fue un éxito rotundo. Al estudiar la composición de la columna de polvo que se elevó hacia la luz del sol, los científicos pudieron encontrar señales de unos cientos de libras de hielo de agua que habían sido liberadas de la superficie de la Luna por el impacto. Esta fue una prueba crucial para respaldar la idea de que durante miles de millones de años, los cometas han estado transportando agua y compuestos orgánicos a la Luna cuando chocan contra su superficie», afirma Hayne en The Conversation.

Defensores y detractores
En torno al hecho se ha creado un intenso debate. Existen defensores que se muestran emocionados con este choque por lo que representa para la ciencia en la Tierra: una oportunidad única de observar cómo un objeto impacta con la superficie lunar casi en tiempo real. El propio Hayne admite que el impacto «proporcionará un experimento fortuito que podría revelar mucho sobre cómo las colisiones naturales golpean y recorren las superficies planetarias». «Una comprensión más profunda de la física del impacto contribuirá en gran medida a ayudar a los investigadores a interpretar el paisaje árido de la Luna y también los efectos que tienen los impactos en la Tierra y otros planetas».

Pero también hay quien lo ve la clara manifestación del impacto de la raza humana más allá de nuestro planeta. «No me molesta que se haga un cráter más en la Luna. Ya tiene algo así como medio billón de cráteres que tienen diez metros o más de diámetro. Lo que debería preocuparnos es contaminar la Luna con microbios vivos o moléculas que en el futuro podrían confundirse con evidencia de vida anterior en la Luna», afirma por su parte
David Rothery, profesor de Geociencias Planetarias, The Open University.

«La Luna es golpeada por meteoritos todo el tiempo. En muchos sentidos, el impacto del Falcon 9 será solo uno más -sentencia por su parte
Alicia Gorman, profesora asociada de arqueología y estudios espaciales, de la Universidad de Flinders-. Lo que lo hace interesante es cómo actúa como prueba de fuego para cambiar las opiniones públicas sobre nuestras responsabilidades con el entorno espacial».