La velocidad del sonido es más lenta en Marte que en la Tierra y, la mayor parte del tiempo, prevalece allí un profundo silencio. Esta es la principal conclusión del primer análisis de acústica en el Planeta rojo, llevado a cabo por un equipo internacional con participación española a partir de grabaciones realizadas por el rover Perseverance de la NASA.
La mayoría de los sonidos del estudio, publicado el pasado viernes en la revista ‘Nature’, se grabaron con el micrófono de la SuperCam del Perseverance, montada en la cabeza del mástil del rover. Otro micrófono ubicado en el chasis registró los pitidos de la herramienta gDRT, que expulsa las virutas de las rocas que el vehículo explorador, dedicado a estudiar la geología del planeta y buscar rastros de vida pasada, raspa para examinarlas.
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[En el vídeo de Youtube sobre estas líneas puede escuchar los sonidos de Marte grabados por el Perseverance: el gemido mecánico del rover y el clic en un ligero viento marciano; el zumbido de los rotores del helicóptero Ingenuity y el golpe crepitante de un láser que rompe rocas].Las grabaciones muestran por primera vez que en Marte la velocidad del sonido no solo es más lenta, sino que varía con el tono (o la frecuencia). En la Tierra, los sonidos viajan a unos 343 metros por segundo. Pero en Marte, los de tono bajo lo hacen a aproximadamente 240 metros por segundo, mientras que los de tono más alto se mueven un poquito más rápido, a 250 metros por segundo.
Un inquietante silencio
Según explican desde la NASA, estas distintas velocidades son un efecto de la extremadamente delgada y fría atmósfera marciana, compuesta principalmente por dióxido de carbono. Otro efecto es que los sonidos se transmiten a corta distancia y los tonos más agudos casi no se transmiten. En la Tierra, el sonido puede disminuir después de unos 65 metros; en Marte, falla a solo 8 metros, y los agudos se pierden por completo a esa distancia.
Las grabaciones del micrófono de SuperCam también revelan variaciones de presión no observadas previamente producidas por la turbulencia en la atmósfera marciana a medida que su energía cambia a escalas diminutas. También se midieron por primera vez ráfagas de viento a escalas de tiempo muy cortas.
Pero una de las características más llamativas de las grabaciones fue, precisamente, el silencio. «En algún momento, pensamos que el micrófono estaba roto, estaba tan silencioso», asegura Sylvestre Maurice, astrofísico de la Universidad de Toulouse en Francia y autor principal el estudio. Eso también es consecuencia de que Marte tenga una atmósfera tan delgada.
«Marte es muy tranquilo debido a la baja presión atmosférica», indica Baptiste Chide, del Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México, también coautor del estudio. «Pero la presión cambia con las estaciones en Marte». Eso significa que, en los próximos meses de otoño marciano, Marte podría volverse más ruidoso y proporcionar aún más información sobre su aire y clima.
El zumbido del helicóptero
El micrófono SuperCam también captó los los rotores dobles giratorios de Ingenuity, la primera aeronave que ha volado a motor y de forma controlada en otro mundo. Girando a 2.500 revoluciones por minuto, los rotores producen «un sonido distintivo y de tono bajo a 84 hercios», afirma Maurice. El micrófono funciona tan bien que incluso pudieron grabar el zumbido del helicóptero a larga distancia. Por otro lado, cuando el láser de SuperCam, que vaporiza trozos de roca a distancia para estudiar su composición, golpea un objetivo, produce chispas que crean un ruido agudo por encima de los 2 kilohercios.
Estos sonidos también ayudan a los científicos e ingenieros a evaluar la salud y el funcionamiento de los sistemas del rover, de la misma manera que uno podría notar un ruido molesto al conducir un automóvil. «Es un nuevo sentido de investigación que nunca antes habíamos usado en Marte», dice Maurice. «Espero que vengan muchos descubrimientos, utilizando la atmósfera como fuente de sonido y medio de propagación», añade.