Los museos no solo son valiosos por lo que exponen, también lo son por lo que esconden. En ocasiones, almacenan auténticos tesoros que, una vez salen a la luz, pueden llegar a cambiar lo que se creía sobre algunos capítulos de la historia natural. Este es el caso de un pequeño lagarto que pasó desapercibido 70 años en un armario del almacén del Museo de Historia Natural de Londres hasta que un equipo de investigadores se fijó en él. El fósil resultó ser excepcional. Su existencia demuestra que los lagartos modernos se originaron 35 millones de años antes de lo que se creía, en el Triásico Superior (unos 230-199 millones de años) y no en el Jurásico Medio (174-166 millones de años). El lagarto ha sido bautizado como ‘ Cryptovaranoides microlanius ‘. La primera parte de su nombre significa ‘lagarto oculto’, por haber permanecido en un cajón y también por el hecho de que vivía en grietas en la piedra caliza en pequeñas islas que entonces existían alrededor de Bristol. La segunda parte de su nombre es ‘pequeño carnicero’, por sus mandíbulas repletas de dientes afilados para cortar. Probablemente se alimentaba de artrópodos y pequeños vertebrados. Está emparentado con lagartos vivos como los monitores o los monstruos de gila, pero cuando fue descubierto en los años 50 nadie supo reconocer su valor, ya que entonces no existía la tecnología necesaria para exponer sus características contemporáneas. El fósil fue almacenado en una colección de museo, incluidos especímenes de una cantera cerca de Tortworth en Gloucestershire, suroeste de Inglaterra. No existía entonces la tecnología para exponer sus características contemporáneas. Noticia Relacionada estandar Si Hallan en Nueva York rastros de un océano de hace 390 millones de años José Manuel Nieves El agua ha permanecido atrapada en el interior de rocas de pirita en el norte del estado David Whiteside, de la Escuela de Ciencias de la Tierra de Bristol, vio el espécimen por primera vez en un armario lleno de fósiles de los almacenes del museo, donde es científico asociado. El lagarto estaba catalogado como un reptil fósil bastante común, un pariente cercano del Tuatara de Nueva Zelanda, que es el único sobreviviente del grupo Rhynchocephalia, que se separó de los lagartos escamosos hace más de 240 millones de años. Los científicos escanearon con rayos X el fósil, lo reconstruyeron en tres dimensiones y se dieron cuenta de que, en realidad, estaba más relacionado con los lagartos modernos que con el grupo Tuatara. Como boas y pitones Según explica el equipo en la revista ‘Science Advances’, Cryptovaranoides es claramente un escamoso por diferentes características físicas, como las vértebras del cuello, la forma en que los dientes están colocados en las mandíbulas, la arquitectura del cráneo, etc. Solo hay una característica primitiva importante que no se encuentra en los escamosos modernos, una abertura en un lado del extremo del hueso del brazo superior, el húmero, por donde pasan una arteria y un nervio. Además, el fósil tiene algunos otros caracteres aparentemente primitivos, como unas pocas filas de dientes en los huesos del techo de la boca, pero los expertos han observado lo mismo en el lagarto de cristal europeo moderno. Y muchas serpientes como las boas y las pitones tienen múltiples filas de dientes grandes en la misma zona. «En términos de importancia, nuestro fósil cambia el origen y la diversificación de los escamosos desde el Jurásico medio hasta el Triásico tardío», dice Mike Benton, coautor del estudio. «Esta fue una época de gran reestructuración de los ecosistemas terrestres, con el origen de nuevos grupos de plantas, especialmente coníferas, así como nuevos tipos de insectos, y algunos de los primeros grupos modernos como tortugas, cocodrilos, dinosaurios, y mamíferos«, explica. «Agregar los escamosos modernos más antiguos completa el cuadro. Parece que estas nuevas plantas y animales entraron en escena como parte de una importante reconstrucción de la vida en la Tierra después de la extinción masiva del final del Pérmico hace 252 millones de años, y especialmente el Evento Pluvial Carniense , hace 232 millones de años, cuando los climas fluctuaron entre húmedo y cálido y causó gran perturbación a la vida». MÁS INFORMACIÓN noticia No El hallazgo de un diminuto cerebro de más de 500 millones de años desafía los libros de texto noticia No La ‘alfombra de baño’ sin boca ni tripa que comía con todo su cuerpo Para los investigadores, «este es un fósil muy especial y es probable que se convierta en uno de los más importantes encontrados en las últimas décadas«.