La llaman ‘La gran Mortandad’, y es la mayor de las extinciones masivas sufridas por nuestro planeta. Tuvo lugar hace 250 millones de años, justo entre los períodos Pérmico y Triásico, y en ella desaparecieron alrededor del 80% de todas las especies vivas de la Tierra. Después de la catástrofe, los escasos supervivientes tardaron mucho tiempo en recuperarse y volver a llenar el mundo de vida. Lo cierto, y a pesar de los numerosos estudios realizados, es que las causas exactas que llevaron a esta auténtica hecatombe biológica se desconocen. Un periodo de vulcanismo extremo, la caída de un gran asteroide, la súbita liberación de una enorme cantidad de gases de efecto invernadero de los fondos oceánicos… los científicos no terminan de ponerse de acuerdo, aunque muchos apuntan a que sólo una mezcla de todas esas posibles causas pudo ser capaz de provocar un nivel de destrucción semejante. Y ahora, un equipo de científicos de China, Reino Unido y Alemania acaba de añadir otro ingrediente al mortífero cóctel: un gigantesco pulso de rayos ultravioleta procedente del espacio . Noticia Relacionada estandar Si Una súbita caída de oxígeno causó la primera extinción masiva en la Tierra José Manuel Nieves Sucedió hace 550 millones de años y acabó con más del 80% de las especies del planeta. Los investigadores no saben qué pudo provocar la reducción de oxígeno en la atmósfera Como prueba, y bajo la dirección de Liu Feng, del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing, los investigadores han descubierto que el polen de esa época contiene un nivel inusualmente alto de una serie de compuestos que actúan como protectores solares y que las plantas producen, precisamente, para protegerse de los dañinos rayos UV. El trabajo se acaba de publicar en ‘Science Advances’. «Del mismo modo en que los rayos ultravioleta son malos para nosotros -explica Barry Lomax, coautor del estudio- también lo son para las plantas. Solo que en lugar de ir a la farmacia, las plantas pueden alterar su química y fabricar sus propios protectores solares. Su estructura química actúa para disipar las longitudes de onda de alta energía de la luz ultravioleta y evita que penetre en los tejidos conservados de los granos de polen». Según el investigador, el mortífero pulso de radiación no destruyó a las plantas en un instante, sino que las ralentizó, disminuyendo su capacidad de fotosíntesis, lo que hizo que se volvieran estériles con el tiempo. «Al final – dice Lomax- terminas con una extinción impulsada por la falta de reproducción». Un cambio en la química de las plantas Durante mucho tiempo, los expertos han discutido sobre si la Gran Mortandad fue una respuesta a una ‘emergencia paleoclimática’ causada por erupciones masivas en Siberia, lo que lanzó enormes cantidades de carbono hacia la estratosfera, calentando el planeta y causando el colapso de la capa de ozono. «Cuando ya no tienes capa de ozono -dice Lomax- es cuando terminas con más radiación ultravioleta». Los investigadores también descubrieron que existe un vínculo entre ese ‘estallido’ de radiación y la forma en que cambió la química del tejido de las plantas, lo cual condujo a su vez a una pérdida masiva de diversidad entre los insectos. «A menudo, los insectos salen ilesos durante los eventos de extinción masiva, pero ese no fue el caso aquí». MÁS INFORMACIÓN noticia Si Carles Lalueza-Fox, experto en ADN antiguo: «Vivimos en la sociedad menos igualitaria de la Historia» noticia No Desde un hidroavión para Titán a ladrillos que se autoconstruyen en Marte: estos son los 14 proyectos elegidos por la NASA para los próximos años «Además -explica Lomax-, los tejidos vegetales se volvieron también menos apetecibles y menos digeribles para los herbívoros». Lo cual contribuyó a acelerar su desaparición. Una auténtica reacción en cadena mortal que terminó en la peor extinción masiva de todos los tiempos.