Sara García Alonso, astronauta: «Prefiero curar el cáncer de una sola persona a ir a la Luna»

Dice que no lee nada de lo que escriben sobre ella, pero sabe que la comparan con una heroína de cómic y los casi tres meses que han pasado desde que fue elegida candidata a astronauta junto a otro español, Pablo Álvarez -ella en la reserva, él de carrera- la han convertido en una experta a la hora de responder entrevistas. Otra faceta más que domina Sara García Alonso (León, 1989), biotecnóloga y doctora en biología molecular en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), donde busca una cura contra el cáncer. Practica más deportes que un medallista olímpico, sabe pelear con la técnica de un soldado israelí y se ha puesto a estudiar astrofísica por iniciativa propia como preparación para el día que reciba «la llamada». La que le confirme que, por fin, va a participar en una misión en el espacio. Está convencida de que sucederá. Entra en una sala de control de la sede de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Madrid con su pelo naranja por bandera y no hace falta que nadie la presente. Ya es una celebridad. —La han elegido entre 23.000 personas. ¿Qué han visto en usted? —Un perfil psicológico. Creo que tengo muchas de las cualidades que buscaban: ser capaz de mantener la calma bajo presión, optimismo, trabajar bien en equipo, ser capaz de tomar las riendas si hace falta… Pero mi fuerte es mi determinación. Va más allá de este planeta. Especialmente si repercute en otras personas, hago lo que sea necesario. —Las pruebas de selección duraron 18 meses. ¿Realmente fueron tan duras? —Sí, son muy duras. De entrada, por la altísima competitividad. La primera fase, a la que fuimos invitadas 1.400 personas, fue quizás la más difícil: once horas de exámenes en Hamburgo (Alemania) sobre matemáticas, física, pruebas de memoria visual, memoria auditiva, orientación espacial, capacidad de concentración… La siguiente fue una evaluación psicológica, con dinámicas de grupo en las que te ponían distintos tipos de problemas. Noticia Relacionada estandar No «Sueño con ser el primer astronauta español en pisar la Luna, ¿por qué no?» Patricia Biosca Nacidos y formados en León, Pablo Álvarez y Sara García han sido elegidos entre más de 22.500 candidatos, 1.300 de ellos españoles, para la nueva generación de astronautas europeos —¿Qué le pedían resolver? —No puedo dar detalles porque hemos firmado acuerdos de confidencialidad pero lo podría resumir como intentar solucionar un problema logístico. De repente te eliminaban los datos que tenías en pantalla, te cambiaban las normas del juego o te daban pistas diciendo que si tú hacías ciertas acciones podrías obtener más puntos que el compañero… La clave fue ser consciente de que quizás el problema no tenía solución. No estaban evaluando eso, sino tu capacidad de mantener la calma y poner al equipo por encima de tus intereses. «Nos planteaban problemas sin solución y nos intentaban llevar al límite. Querían saber si perdíamos los nervios» —Así que los muy egoístas salen fuera. —Exactamente. Al final nos hicieron una serie de entrevistas en las que intentaban llevarte al límite. Era como una de esas películas en las que a un inocente le interrogan el poli bueno y el poli malo, solo que aquí todos eran el poli malo. Y daba igual lo que dijeras, que siempre parecías culpable. Buscaban lo mismo: que perdieras los nervios. —¿Nunca le tembló el pulso? —Sí, sí, sí. Antes de entrar en cada una de las fases. Estaba nerviosa porque quería hacerlo bien. Pones mucho en juego. A corazón abierto —¿Siguió alguna estrategia? —Ir a corazón abierto. Ser yo misma, para bien o para mal. Es un proceso tan selectivo, tan concienzudo y tan largo que no tiene ningún sentido mentir o buscar dar las respuestas que creía que querían oír, porque ni siquiera sabía cuáles eran. Decidí que si me sentía vulnerable, lo iba a mostrar. —¿Ha cambiado mucho su vida desde su nombramiento? —Sigo yendo a trabajar todos los días (en el CNIO), tengo mis rutinas… Lo que sí ha cambiado es que tengo que dar muchas entrevistas, asistir a muchos eventos. «Me encanta la moda. Si me quieren usar de Barbie y ponerme distintos diseños, yo encantada» —¿Como gestiona el interés que suscita? Hasta ha posado para un revista de moda. —Para mí es parte del trabajo. Es curioso, no sé muy bien cómo explicar esto, pero considero que es lo que me toca hacer ahora mismo porque soy la candidata a astronauta de España. Es una figura, un símbolo. Y voy a intentar representarlo lo mejor que sepa. Si me quieren usar de muñeca, de Barbie, y ponerme distintos diseños, yo encantada. Es una forma de llegar a un público determinado. Además, soy muy fan de la moda. —¿Cree que a Pablo Álvarez le van a hacer la misma petición? —Probablemente no. Es obvio que por el hecho de ser mujer hay cierto trato que es casi inevitable que sea distinto. Pero no me parece que esté mal hablar con revistas de moda, igual que hablo con podcasts o con medios de comunicación de ideologías diversas. «Si España plantea una misión, como hizo con Pedro Duque, volaría yo» —Está en la reserva, ¿cuándo y para qué la van a llamar? —De los 17 astronautas que formamos parte de la promoción de 2022, han elegido a cinco de carrera, los que pueden garantizar que volarán desde 2026 a 2030 a la Estación Espacial Internacional (ISS) -la ESA tiene un vuelo anual y en 2030 se abandona la ISS-. Empiezan la formación el 1 de abril. Sin embargo, han querido dejar una reserva porque esperan que haya más oportunidades de vuelo. El sector aeroespacial está creciendo, hay muchos actores privados, pueden surgir nuevos lanzadores y nuevas misiones promovidas incluso desde los propios Estados miembros. España podría plantear una misión, como hizo con la segunda de Pedro Duque y en ese caso volaría yo. —¿Los de carrera tienen mejores perfiles? —No. Eso lo dejó muy claro el director general de la ESA cuando nos nombraron a los 17. Todos tenemos lo que hay que tener para ser astronautas. A partir de ahí, son decisiones políticas. —¿En qué sentido? —Que haya uno o dos astronautas de una nacionalidad depende principalmente de la aportación económica que hace cada uno de los estados miembros a la agencia europea. —¿No le resulta frustrante tener que esperar? —Haberme quedado como miembro de la reserva ha sido una sensación agridulce porque mi entrenamiento y mi primera misión tendrán que esperar un poco más que en el caso de Pablo. Pero al mismo tiempo me da ese margen de tiempo para cerrar mis proyectos. —¿Qué hace en el CNIO? —Lidero un proyecto para desarrollar nuevos fármacos contra un tipo particular de cáncer de pulmón y de páncreas. Son los que tienen una mutación en el oncogén K-ras, presente en el 25% de los cánceres humanos, lo cual es muchísimo. Hemos encontrado una diana terapéutica, una proteína que, cuando la eliminamos, los tumores se hacen más pequeños. Mi objetivo ahora es generar un fármaco que consiga ese efecto. Hemos avanzado mucho porque hemos resuelto la estructura tridimensional de esta proteína, lo que nos da pistas para saber cómo tiene que ser ese fármaco. —Es un trabajo ingente, no debe de ser fácil relegarlo. —Sí. Me habría dado muchísima pena dejarlo ya, no solo por encontrar ese fármaco, sino por la gente que está a mi cargo. Tengo estudiantes a los que dirijo su tesis doctoral. Poder ponerle un broche a este capítulo y luego empezar una misión, para mí sería ideal. Sara García Alonso, fotografiada tras la entrevista De San Bernardo —¿Y cuál es su misión soñada? —Mi sueño es contribuir a una misión en la ISS que tenga aplicación en tierra en la lucha contra el cáncer. Como doctora en Biología molecular y Medicina transnacional del cáncer, puedo contribuir a su diseño. Y como astronauta, podría ser la técnico que lo ejecute. Pero desde un punto de vista más explorador, más aventurero, me gustaría ir a la Luna. Y sí, creo que existen posibilidades. —Entre un fármaco contra el cáncer y pisar la Luna, ¿qué elegiría? —Un fármaco, sin duda. Mejorar la vida de un solo paciente para mí ya sería una misión cumplida. Crossfit, calistenia y krav magá —¿Se prepara de manera especial como astronauta? —Tengo que ir frecuentemente al Centro Europeo de Astronautas en Colonia, a distintos tipos de formación y entrenamiento. Por ejemplo, un curso de medicina aeroespacial donde soy sujeto de pruebas de diversos experimentos. También, por decisión personal, estudio otras disciplinas en la que no me he formado: astrofísica, ingeniería mecánica orbital… En realidad, lo empecé a hacer cuando me metí en el proceso. —¿Algún entrenamiento físico particular? —Todo lo que se me ocurre para mejorar mi movilidad, flexibilidad, resistencia, fuerza…: ‘Crossfit’, pesas, yoga, calistenia… También corro, nado, hago rutas de montaña… Y deportes más locos como el paracaidismo, submarinismo o krav magá (el sistema de lucha y defensa personal usado por las fuerzas armadas israelíes). ¡Pero lo hago desde hace siete años! Igual que cuidar mi alimentación… Todo eso ya venía de serie. —Astronautas en la ISS no pueden regresar por una fuga en el vehículo de transporte. Cuando escucha noticias así, ¿no se cuestiona dónde se ha metido? —En los medios de comunicación se tiende a exagerar un poco. Todo es cuestión de seguir los procedimientos, maximizar la seguridad y hacer caso al control de emisiones en tierra. «Solucionar problemas es mi trabajo diario. No entro en pánico con facilidad» —Otra situación de riesgo. El cosmonauta ruso Alexander Lazutkin tuvo que sostener con sus manos una escotilla para evitar una fuga. Era su primer vuelo. —Si me ocurriera, pediría consejo a los que más saben para poder seguir el procedimiento idóneo. Y si no es posible, pues tendría que usar el ingenio y aplicar lo que haya aprendido en mi formación. Desde el pánico, la ansiedad y la negatividad no solucionas absolutamente nada. Entonces párate, respira, coge distancia, mira las cosas con perspectiva y echa imaginación. Solucionar problemas es mi trabajo diario, no se me da mal y no entro en pánico con facilidad. —Sin experiencia como piloto, ¿cómo afrontará su primer despegue?   —No suelo pensar en que algo puede salir mal, porque un cohete no va a despegar si no están seguros de que las posibilidades de éxito son casi del 100%, sino del 100%. Entonces, confío mucho en los profesionales que hacen posible las misiones. Yo soy una pieza más en un puzle de miles de piezas y no más importante que ninguna otra. Colaborar con los rusos —La guerra de Ucrania ha puesto en riesgo la colaboración internacional en el espacio. Pero en la ISS los rusos se entienden con los estadounidenses y los europeos sin problemas. —Me parece que la ISS es un ejemplo paradigmático de hasta dónde llega la colaboración entre naciones. Y sí, por lo que tengo entendido, por las propias declaraciones de astronautas y cosmonautas, una vez que están allí, no hay ningún tipo de problema. Todos son compañeros, todos son miembros del equipo y de la tripulación y lo que les interesa es cumplir las misiones y mantener los sistemas operativos. Desde allí, la Tierra no tiene fronteras. Es el lugar de la especie humana, no de los americanos, los rusos o los europeos. —¿Cómo valora la creación de una Agencia Espacial Española? —Creo que tener una agencia propia dará mayor peso al país de cara a establecer nuevas colaboraciones con otros. También es interesante hablar con una misma voz, porque ahora mismo en el sector aeroespacial hay muchos intereses distintos y cada uno depende de diferentes organismos o ministerios. Defiendo la educación pública. De otra forma yo no habría podido estudiar y no tendría esta oportunidad —Tanto Álvarez como usted son fruto de la educación pública. La Universidad de León se colgó dos medallas. —Sí, me consta que la universidad está muy contenta con el resultado de la selección. Defiendo la educación pública, porque de otra forma yo no habría podido estudiar. Considero que mi educación ha sido muy buena, de mucha calidad y encima me ha brindado una oportunidad que de otra forma no habría tenido. —¿Era la primera de la clase? —Pues sí. Recibí dos premios a la Excelencia Académica por quedar la mejor de la promoción. —Pero tampoco la veo metida en casa siempre. —No, no, para nada. Me gusta divertirme, tener nuevas experiencias… Me encanta ir a conciertos, viajar, salir con mis amigos… —¿Qué le dice su familia? —Lo único que les preocupa es que sea feliz y esté bien. No se meten a darme consejos. Saben que soy muy particular y que al final yo gestiono mis cosas. Ya se han acostumbrado a que me meta en todos los saraos. Saben que me apunto a un bombardeo. MÁS INFORMACIÓN noticia No Un nuevo mundo con anillos en el Sistema Solar noticia Si La era de la ciencia tranquila: por qué no aparece un nuevo Einstein —Este sábado es el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. ¿Daría algún consejo a las que quieran seguir sus pasos? —Que persigan lo que las motiva y las haga felices, sea lo que sea. Las mujeres llevamos muchos años rompiendo barreras impuestas desde fuera. No seamos nosotras mismas las que nos las pongamos.