El llamado Último Máximo Glacial, ocurrido hace unos 22.000 años, fue el pico más frío de la última Edad de Hielo. Capas heladas cubrieron grandes extensiones del planeta y afectaron gravemente al clima. La bajada térmica fue notable en el interior de Europa, donde el descenso pudo superar los 15ºC. Los grupos de cazadores recolectores se enfrentaron a unas condiciones insoportables y el centro del continente sufrió un vacío demográfico. Sin embargo, la falta de restos ha impedido a los investigadores reconstruir la historia de las poblaciones del sur. El ADN de dos dientes de un varón adulto de 23.000 años de antigüedad recuperados de la cueva de Malalmuerzo (Granada) ha ayudado a comprender ese capítulo del pasado. Los restos sugieren que la Península Ibérica sirvió de refugio climático a los cazadores recolectores del paleolítico durante el Máximo Glacial. Mientras el centro y el oeste del continente se despoblaban, Iberia actuó como un reservorio genético : no solo mantuvo su población durante decenas de miles de años sino que después, cuando el clima fue más benigno, esta se expandió de nuevo por el continente. Noticia Relacionada estandar No Los 12.000 años que cambiaron para siempre a los humanos José Manuel Nieves A pesar de que la evolución se mide en tiempos extremadamente largos, la llegada de la agricultura lo transformó todo de golpe, poniendo las bases de nuestro mundo moderno Datado por radiocarbono, el hombre de Malalmuerzo, una cueva con unas vistosas pinturas rupestres, es el más antiguo recuperado en el sur de la península. Sobrevivió en el pico del máximo glacial. «Solo tenemos dos dientes, pero han sido una suerte porque nos han dado mucha información. Al comparar su ADN con el de otro individuo de Bélgica de 35.000 años hemos visto que tienen una clara conexión genética. Muestra una continuidad genética absoluta pese a la Edad de Hielo», explica a este periódico Vanessa Villalba-Mouco, que fue investigadora postdoctoral del Instituto de Biología Evolutiva (IBE-CSIC-UPF) durante la investigación y ahora trabaja en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania. Es la primera autora del estudio , publicado este miércoles en ‘Nature Ecology and Evolution’. Una historia de éxito Iberia, por su situación en la punta occidental de Eurasia, «actuó primero como un sumidero, un lugar al que las poblaciones del centro y el norte se acercaban. Podría haber supuesto el fin para estos grupos pero, en vez de ser un callejón sin salida, Iberia se convirtió en un reservorio genético de donde saldrían las poblaciones que después se extenderían por Europa. Fue una historia de éxito», señala la investigadora. No solo supuso un refugio para los humanos, sino también para otras especies, como osos pardos, musarañas, erizos o robles. Reconstrucción de un cazador-recolector (hace 32.000-24.000 años), inspirada en los hallazgos arqueológicos del yacimiento de Arene Candide (Italia) Tom Bjoerklund Curiosamente, no ocurrió lo mismo en la península itálica, que sí actuó como un refugio para la fauna y la flora, pero no para nuestra propia especie. Allí, las poblaciones anteriores a la Edad de Hielo son reemplazadas por el linaje Villabruna de los Balcanes. Cuando el clima mejoró hace 14.000 años «se volvieron a expandir con el centro de Europa, se mezclaron y acabaron reemplazando a los de la península ibérica». Estrecho de Gibraltar Por otro lado, los investigadores no encuentran conexiones genéticas de las poblaciones de Iberia con el norte de África. «Se ha sugerido que había contactos a través del Estrecho de Gibraltar porque en la Edad de Hielo el nivel del mar llegó a bajar 160 metros, pero no se han encontrado. El estrecho ya era una barrera geográfica formidable . Cruzarlo debía de ser extremadamente peligroso, como lo es ahora, a pesar de que solo nos separan de África 14 kilómetros», señala a ABC Carles Lalueza Fox, investigador del IBE, actual director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona (MCNB) y coautor del estudio. MÁS INFORMACIÓN noticia N. Esto eran en realidad los monstruos marinos de las leyendas medievales noticia No Una ‘sala de trofeos’ hallada en una cueva de Madrid demuestra la capacidad simbólica de los neandertales La investigación también incluye nuevos datos de individuos neolíticos de entre 7.000 y 5.000 años procedentes de yacimientos arqueológicos de Andalucía, como la Cueva de Ardales. Otro estudio publicado en paralelo en ‘Nature’, del que Villalba-Mouco es coautora, cuenta con más de 100 individuos de antes y después de la Edad del Hielo en Eurasia, incluyendo también cazadores-recolectores de 27.000 años de antigüedad de los yacimientos de Mollet III y Reclau Viver (Girona), anteriores al Último Máximo Glacial. Ambas publicaciones llenan el vacío temporal existente en regiones inexploradas hasta el momento, aumentando así el conocimiento sobre la historia genética del Paleolítico de Eurasia Occidental.