Tras varias décadas de discusión, por fin tenemos una buena explicación de por qué los insectos se arremolinan alrededor de farolas, lámparas y todo tipo de luces nocturnas. Y no, no es porque se sientan irresistiblemente atraídos por ellas. «Nuestros resultados -escriben Samuel Fabian, del Imperial College de Londres y sus colegas en un artículo recién aparecido en el servidor ‘ bioRxiv ‘- sugieren que las luces artificiales solo pueden atrapar a los insectos que pasan, y no atraerlos directamente desde más lejos«. Hasta ahora, la principal hipótesis para explicar este conocido comportamiento era que, debido a que los insectos usan la luz de la luna para navegar de noche, confunden las luces artificiales con el brillo de nuestro satélite. Una teoría con grandes ‘agujeros’, ya que no explica por qué los insectos que solo vuelan de día también se agrupan alrededor de las luces. La misma hipótesis predice también que los insectos volarán siempre en espiral hacia las luces, cosa que, según demuestra el nuevo estudio, no hacen. Noticia Relacionada estandar No Fósiles de escarabajos hallados en Teruel muestran que se alimentaban de las plumas de los dinosaurios J. de Jorge Fragmentos de ámbar de hace 105 millones de años conservan restos de plumas y larvas. Las dos especies podían tener una relación simbiótica Para averiguar qué sucede realmente, Fabian y sus colegas filmaron varios tipos de insectos alrededor de luces artificiales tanto en la naturaleza como en interiores. Para ello utilizaron una cámara de alta velocidad, gracias a la que pudieron capturar con precisión los movimientos de varias clases de insectos, entre ellos las populares libélulas y polillas. Tres tipos de comportamiento De las observaciones emergieron tres tipos de comportamiento notables. Primero, cuando los insectos vuelan por encima de las luces, a menudo se ‘invierten’ e intentan volar boca abajo, lo que hace que caigan en picado. Segundo, justo después de que los insectos pasen bajo una luz, comienzan a dar vueltas. A medida que su ángulo de ascenso se vuelve demasiado pronunciado, se estancan y comienzan a caer. Y tercero, cuando los insectos se acercan a una luz lateralmente, pueden rodear u ‘orbitar’ la luz. Los videos muestran claramente que los insectos vuelan en ángulo recto con respecto a las luces en lugar de ir directamente hacia ellas. Sin embargo, debido a que los cambios bruscos de dirección y las paradas provocan a veces que caigan sobre las luces, a simple vista puede parecer que están volando deliberadamente en su dirección. Pero Fabián y sus colegas notaron algo más. En efecto, comprobaron que los tres comportamientos tenían en común el hecho de que los insectos siempre se colocaban de espaldas a la luz, lo que lleva a los investigadores a proponer que las luces desencadenan una conocida reacción física automática llamada ‘respuesta dorsal a la luz’. Este reflejo, que no solo existe en los insectos, sino también en algunos peces, es una forma eficaz de que los animales puedan distinguir lo que está arriba de lo que está abajo, manteniendo así sus cuerpos erguidos. El reflejo se basa en el simple hecho de que, incluso de noche, el hemisferio más brillante del campo visual suele estar arriba. Arriba y abajo Sin embargo, hay circunstancias en las que esta respuesta ‘automática’ a la luz dorsal puede desviar a un insecto de su trayectoria, como sucede al amanecer o al anochecer. Los diferentes tipos de insectos usan una variedad de métodos para saber dónde está el ‘arriba’, de modo que cada especie reacciona a la luz dorsal en diferentes grados. Las polillas de adelfa y las moscas de la fruta, por ejemplo, no invirtieron su vuelo en las pruebas de los investigadores, ni tampoco orbitaron cerca de las luces. Pero eso no sucede en muchas especies, en las que la respuesta a la luz dorsal parece estar programada. En una simple simulación por computadora, los investigadores encontraron que los insectos virtuales que recibieron una respuesta de luz dorsal también se invirtieron, se estancaron y orbitaron, tal como lo hacían los insectos reales en los videos. La respuesta de la luz dorsal se conoce desde hace décadas, pero nunca hasta ahora se había propuesto como una explicación de por qué las luces atrapan insectos. Hipótesis descartadas La nueva idea también parece encajar mejor que otras hipótesis sobre por qué los insectos se reúnen alrededor de las luces. Hipótesis como que los insectos vuelan hacia la luz como mecanismo de escape, porque en espacios cerrados las fuentes de luz muestran dónde están las salidas. Algo que, según Fabian y sus colegas, queda descartado por el hecho de que los insectos rara vez vuelan directamente hacia las luces. Otra idea común es que los insectos quedan cegados por las luces brillantes, aunque esto no explica comportamientos como la órbita. Muchos estudios, por otra parte, han demostrado que los insectos no se sienten atraídos por el calor de las luces. La respuesta a la luz dorsal, por lo tanto, proporciona una respuesta creíble a una pregunta que ha existido desde al menos la era romana. Sin embargo, Fabian y sus colegas estudiaron solo lo que sucede como máximo a un par de metros de una luz, de modo que no pueden descartar por completo la existencia de que exista una ‘atracción fatal’ a distancias mayores. Aunque los investigadores lo consideran muy poco probable. Fabian espera que su trabajo ayude a encontrar formas de minimizar los efectos dañinos de la iluminación artificial en los insectos, lo que podría estar contribuyendo a su preocupante disminución global. «Reducir las luces brillantes, sin protección y orientadas hacia arriba mitigará el impacto sobre los insectos voladores durante la noche», escriben los investigadores. Y hacerlo puede ser mucho más beneficioso para nosotros de lo que pueda parecer…