Es el santo grial de sismólogos y geólogos: encontrar una pista fiable de cuándo, dónde y con qué magnitud temblará la tierra la próxima vez. En lo que va de siglo, más de un millón de personas han muerto por culpa de algún terremoto, sin contar el coste astronómico en infraestructuras y la economía, en particular en los países más pobres. Ahora, científicos franceses han detectado una fase precursora que se inicia horas antes de que se produzca un gran seísmo. Y, según detallan en la revista Science, lo han logrado analizando los minúsculos desplazamientos registrados por el GPS. Estos investigadores creen que el despliegue de redes de detección en torno a las principales fallas podría ayudar a encontrar aquel santo grial.
BARACA, proyecto para determinar el riesgo de terremotos en el sur de España
La Agencia Estatal de Investigación acaba de aprobar un proyecto para investigar a fondo el complejo juego de fallas abiertas entre el sureste de la placa euroasiática y el norte de la africana. Desde noreste de Marruecos hasta más allá de alicante, pasando por el mar de Alborán, el encuentro entre ambas placas somete a un gran estrés a los límites del terreno, fracturados formando fallas. El profundo conocimiento de estas fallas y la determinación del riesgo sísmico es uno de los principales objetivos de este proyecto, bautizado BARACA.
El investigador de la Universidad de Granada Jesús Galindo es uno de los investigadores de BARACA, donde intervienen geodestas, sismólogos, geólogos o ingenieros de varias universidades españolas. «Hay fallas, como las de San Andrés, Japón o la costa de Chile, que son muy netas, con un único plano y donde no está distribuida la deformación», explica. Es en estas fallas donde se producen los seísmos más catastróficos. «Y luego, hay zonas como aquí en el contacto entre la euroasiática y la africana, donde lo que hay son muchas pequeñas fallas, por lo que la deformación está mucho más distribuida. Es mucho mejor la situación que tenemos nosotros porque van saltando las pequeñas fallas. No hay una grande que acumule gran energía. Es cierto que tenemos muchos terremotos, pero no son como los de Japón, Chile o la costa occidental de Estado Unidos».
Aun así, existe un relativo riesgo y cada cierta cantidad de años se puede producir un terremoto de magnitudes similares a las sufridas por Turquía en febrero. BARACA es un nuevo intento de anticiparse todo lo posible.