El 28 de septiembre de 1969 pudo verse en Victoria, al sureste de Australia, una gran bola de fuego en el cielo que se dividió en tres fragmentos antes de desaparecer. Poco después se sintió un impacto. Era el meteorito de Murchison, del que se llegaron a recuperar hasta 100 kilos de material. Desde entonces se han encontrado en estas rocas compuestos orgánicos y azúcares que han reafirmado la teoría de que los compuestos esenciales para que surgiese la vida en la Tierra vinieron del espacio a bordo de meteoritos. Ahora, un nuevo estudio desvela que estas rocas contienen cosas incluso aún más sorprendentes.