Sabemos que la luz es una forma de energía que se expresa como un conjunto de radiaciones electromagnéticas y estas se propagan mediante unas partículas llamadas fotones. Los fotones tienen más o menos energía dependiendo de su longitud de onda. A mayor longitud de onda, menor es la energía asociada a un fotón. Por ejemplo, los rayos X son un tipo de radiación electromagnética que nosotros no vemos. Sus fotones tienen mucha energía y por eso son capaces de penetrar en la materia. Gracias a esa capacidad los usamos para identificar distintos tipos de tejidos y nos informan de la posible presencia de enfermedades en el organismo o de la rotura de huesos.