Hágame un favor el lector: ponga sus manos frente a sus ojos y deténgase un momento a mirarlas con detalle por sus dos caras. Enseguida apreciará que muestran un diseño especial, genuino, e incluso bello. Son uno de los grandes logros de la evolución biológica. Los dedos, ajustados en número y tamaño, les confieren una gran capacidad de ejecución y de penetración en lugares poco accesibles, remotos. El pulgar, al situarse en oposición a los demás, convierte lo que sin él sería una simple pala en un poderoso asidero. La lista de lo que podemos hacer con las manos, como movilizar cosas que necesitamos o nos estorban, llevarnos la comida a la boca, vestirnos, utilizar herramientas, escribir, conducir un vehículo… por poner solo algunos ejemplos, sería interminable.