Tal y como sugiere un estudio realizado por científicos de la Universidad Emory, en Estados Unidos, han investigado la relación entre las horas de sueño y el crecimiento de los niños, entre otros factores, demostrando que los «estirones» que se producen de forma repentina están directamente relacionados con un aumento de las horas que duerme el niño, como ocurre en periodos de enfermedad o de fiebre.
En concreto, el 43 % de los bebés experimentaba un pequeño «estirón» en las épocas en las que había una siesta «adicional» o no habitual, y uno de cada cinco crecía también en cada periodo en el que dormía una hora más de lo habitual.
Crecimiento puntuado
Si bien es cierto que la hormona de crecimiento se libera en niveles máximos durante el sueño, también lo hace de manera puntuada, y en menor cantidad en intervalos de 3 a 5 horas a lo largo del día.
Así pues, la percepción popular de que los niños crecen durante la noche es verdad, según comprobó también un grupo de científicos en un estudio hecho con corderos publicado en Journal of Pediatric Orthopedics. Los expertos de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Wisconsin en Madison colocaron una serie de sensores en los huesos de las patas de los corderos para determinar su crecimiento y encontraron que el 90% se producía mientras los animales estaban durmiendo o en reposo.
La debate sobre el estudio del crecimiento óseo propicia que nos preguntemos cuándo podría ocurrir principalmente el crecimiento del cerebro y qué tan discontinuo puede ser. Este estudio profundiza en el crecimiento de habilidades y partes del cuerpo y cómo la forma de medirlo nos ha mostrado una foto fija, una serie de instantáneas, pero no el proceso gradual.
Así pues, no solo los niños crecen de estatura de forma puntuada, sino que también lo hace su cerebro y otras partes de su cuerpo.
–
La noticia
El crecimiento de los huesos se concentra en el tiempo en el que el niño está acostado
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
.
It’s not getting tested.
La velocidad del sonido más rápida posible ha sido constatada en un reciente estudio publicado en Science Advances llevado a cabo por las universidades de Camrbidge, Queen Mary de Londres y el Instituto de Física de Alta Presión, en Rusia.
Este tope es 36 km/h, aproximadamente el doble de rápido que la velocidad del sonido en el diamante, el material más duro conocido del mundo.
Un límite como la velocidad de la luz
Las ondas de sonido pueden viajar a través de diferentes medios y se mueven a diferentes velocidades según lo que atraviesan: se mueven a través de los sólidos mucho más rápido de lo que lo harían a través de líquidos o gases. Pero hasta ahora no se sabía si las ondas sonoras también tienen un límite de velocidad superior cuando viajan a través de sólidos o líquidos, tal y como sucede con la velocidad de la luz.
Según el estudio, la velocidad del sonido depende de dos constantes fundamentales adimensionales: la constante de estructura fina y la relación de masa protón-electrón.
Los científicos probaron su predicción teórica en una amplia gama de materiales y abordaron una predicción específica de su teoría de que la velocidad del sonido debería disminuir con la masa del átomo. Esta predicción implica que el sonido es el más rápido en hidrógeno atómico sólido. Los investigadores realizaron cálculos de mecánica cuántica de última generación para probar esta predicción.
Según explica Chris Pickard, profesor de ciencia de los materiales en la Universidad de Cambridge:
Las ondas sonoras en los sólidos ya son muy importantes en muchos campos científicos. Por ejemplo, los sismólogos utilizan ondas sonoras iniciadas por terremotos en las profundidades del interior de la Tierra para comprender la naturaleza de la sísmica eventos y las propiedades de la composición de la Tierra. También son de interés para los científicos de materiales porque las ondas sonoras están relacionadas con importantes propiedades elásticas, incluida la capacidad de resistir el estrés.
–
La noticia
Se descubre el límite máximo de la velocidad del sonido: 36 kilómetros por segundo
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
.
A las pocas líneas de empezar La importancia del tenedor, uno advierte que Bee Wilson es una narradora extraordinaria. Así que no importa de que su libro hable básicamente de gastronomía para que resulte interesante desde el punto de vista científico.
Al concluir La importancia del tenedor, ratifiqué esa convicción inicial en sólido cemento, y cerré el libro pensando en que amaba a Bee Wilson. Y me da igual lo que escriba: sé que siempre voy a leer todo lo que alumbre su cabeza, a partir de ahora.
Una gran narradora
Y es que afirmar que La importancia del tenedor trata sobre gastronomía o acerca de la historia de los objetos que alberga nuestra cocina es quedarse tremendamente corto. Tan corto como un armstrong. Porque Wilson aborda dichos temas, naturalmente, pero también aborda la antropología, la sociología, la psicología, la historia, la ciencia y otras tantas disciplinas que se mezclan en una batidora de un modo que habría emocionado a otro Wilson, en este caso Edward, autor de Consilience: la unidad del conocimiento.

La Importancia Del Tenedor. Historias, Inventos Y Artilugios En La Cocina (Noema)
Así pues, al entrar en la cocina de la mano de Bee Wilson no sólo nos permitirá aprender cómo se hace un buen risotto (de forma científicamente comprobada), la razón de que sigamos usando cucharones de madera en vez de cucharones de otros materiales más modernos, o que resulta físicamente imposible hallar un material idóneo para cocinar (cualquier virtud pagará un tributo en forma de defecto por otro lado), sino que también aprenderéis de todo.
En resumidas cuentas: tanto si sabéis freír un huevo como si no, La importancia del tenedor es una obra imprescindible. Porque todos comemos, y porque el tenedor es más importante de lo que parece.
–
La noticia
Libros que nos inspiran: ‘La importancia del tenedor’ de Bee Wilson
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
.
A propósito de la educación y la crianza de los niños, existen dos visiones extremas de la naturaleza humana. Una trágica que se resigna a sus defectos, que considera que los niños ya nacen con una cuota de éxito genético determinado mayormente por el éxito de sus padres, y otra utópica que niega su existencia, considerando que todos nacemos como masas amorfas de barro que pueden ser mejoradas por el medio.
Para los que consideren que el fiel de la balanza está en medio o, al menos, se inclina favorablemente hacia el lado de la crianza, el presente libro les será de gran utilidad. Porque Las grandes preguntas de los niños y las sencillas respuestas de los grandes expertos, compilado por Gemma Elwin Harris, contiene toda clase de enseñanzas que hará de muchos niños adultos cultos, críticos y curiosos; y de muchos adultos individuos con mayor predisposición a plantearse las grandes preguntas.
Curiosidad infantil
Se dice que no hay preguntas tontas, sino respuestas idiotas, y este libro demuestra ambas facetas de la sentencia. Las preguntas, en apariencia sencillas, son en realidad preguntas pertinentes, que todos nosotros podríamos hacernos algún día; y las respuestas han sido escrita por una colección de científicos, filósofos, eruditos y soñadores que se encuentran entre lo más granado del mundo intelectual.
Así pues, preguntas del tipo ¿por qué existe el mal?, ¿por qué los hombres tienen barba y las mujeres no?, ¿quién es Dios?, ¿por qué está tan caliente el sol?, ¿por qué los animales no hablan como nosotros?, ¿por qué cocemos la comida? o ¿qué puedes hacer si estás en un barco sin comida y sin agua? son algunas de las preguntas que tratan de responder en una o dos páginas personajes como Richard Dawkins, Noam Chomsky, David Attenborough, Marcus du Sautoy, Alain de Botton, David Crystal, Simon Singh, A.C. Grayling, Lawrence Krauss, Julian Baggini, John Gribbin, Gary Marcus, Clay Shirky, Robin Dunbar… y así decenas y decenas de autores que ya han sido reseñados por aquí en más de una ocasión.
Las preguntas fueron recabadas por la compiladora tras rastrear diez escuelas de primaria. Miles de niños entre cuatro y doce años enviaron sus preguntas. Las mejores fueron publicadas aquí. Una forma idónea de introducir a los niños en las grandes pequeñas preguntas, o las pequeñas grandes preguntas. Y, también, una forma de introducción en el pensamiento de todos los autores seleccionados.
–
La noticia
Libros que nos inspiran: ‘Las grandes preguntas de los niños y las sencillas respuestas de los grandes expertos’, de Gemma Harris
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
.
Los movimientos de entrecerrar los ojos en los gatos guarda algunos paralelismos con la sonrisa genuina de los humanos (la sonrisa de Duchenne), por eso se podría establecer un vínculo más sólido entre gatos y humanos si los humanos entrecerraran los ojos. Lo que se conoce como «parpadeo lento».
Es al menos lo que sugiere un nuevo estudio publicado en Nature Scientific Reports por Tasmin Humphrey y Karen McComb, científicos en comportamiento animal de la Universidad de Sussex.
Parpadeo lento
Para llegar a esta curiosa explicación, se llevaron a cabo dos experimentos.
El primer experimento incluyó un total de 21 gatos de 14 hogares diferentes. Catorce propietarios diferentes participaron en él. Diez de los gatos eran machos y 11 de los gatos eran hembras, con una edad estimada de entre 0,45 y 16 años. Los experimentos se llevaron a cabo en la casa de cada gato.
Este primer experimento reveló que es más probable que los gatos parpadeen lentamente a sus dueños después de que sus dueños los hayan parpadeado lentamente, en comparación con cuando no interactúan en absoluto.
La secuencia de parpadeo lento del gato, comenzando desde una cara neutral moviéndose a medio parpadeo, luego hacia el cierre de ojos y luego la expresión de entrecerrar los ojos.
El segundo experimento incluyó un total de 24 gatos adicionales. Doce gatos eran machos y 12 gatos eran hembras, con una edad estimada de entre 1 y 17 años. Los gatos incluidos en los análisis finales eran de ocho hogares diferentes.
En este experimento, el investigador, que no estaba familiarizado con el gato, parpadeó lentamente hacia el gato o adoptó una cara neutral sin contacto visual directo. Se comprobó así que los gatos eran más propensos a acercarse a la mano extendida del experimentador después de parpadear lentamente hacia el gato, en comparación con cuando habían adoptado un tono de expresión neutra.
Según explica McComb:
Este estudio es el primero en investigar experimentalmente el papel del parpadeo lento en la comunicación entre gatos y humanos. Y es algo que puedes probar tú mismo con tu propio gato en casa o con los gatos que conoces en la calle. Es una excelente manera de mejorar el vínculo que tienes con los gatos. Intenta entrecerrar los ojos hacia ellos como lo harías con una sonrisa relajada, seguido de cerrar los ojos por un par de segundos. Verás que ellos responden de la misma manera y puedes comenzar una especie de conversacion.
–
La noticia
Si entrecierras los ojos, le caerás mejor a tu gato: no es broma
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
.