
«Los expertos en esta terapia complementaria (el Reiki) reconocida por la OMS defienden que puede contribuir a minimizar los efectos de la enfermedad», publica descaradamente el periódico La Vanguardia.
Y también que puede ayudar a combatir la COVID-19.
Pseudociencia en medios
«El Reiki es una terapia complementaria reconocida por la Organización Mundial de la Salud, que ayuda a paliar el estrés, la angustia, la ansiedad y los dolores físicos», se afirma desde un medio de comunicación masivo que, presuntamente, tiene la intención de informar a sus lectores.
«El Reiki aumenta nuestro sistema inmunológico y es por eso que ayuda mucho a minimizar los efectos provocados por la Covid-19.» Pues tampoco.
Todo esto es falso. Ni el Reiki está reconocido por la OMS (solo se limita a afirmar que hay gente que la usa, pero no dice nada sobre su efectividad o utilidad, e incluso la incluye en el conjunto de tratamientos basados en la fe), ni tampoco se ha demostrado que tenga algún efecto en la salud.
Que un periódico de tirada nacional vierta tales afirmaciones es comparable a afirmar que existen los extraterrestres y nos visitan a menudo, o que la Tierra es plana.
Es grotesco que a estas alturas aún haya medios que deslicen estos contenidos y no entren a formar parte de inmediato en una especie de lista negra de medios no confiables. Porque no es la primera vez que este periódico, La Vanguardia, chapotea hasta la corva en el lodazal de las pseudociencias, como ya denunciaba Pere Estupinyà.
El reiki, el feng shui, el ayurveda o la medicina tradicional china son, en su conjunto, un timo. Incluso una simple niña de nueve años lo ha demostrado con un sencillo experimento. Pero los medios de comunicación en los que debemos confiar publican tales mentiras por el simple hecho de que venden, o por respetar las creencias de cada uno.
Como un político que una vez propuso construir una pista de aterrizaje para ovnis sencillamente porque mucha gente decía estar avistándolos, como os explico a continuación:
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La noticia
No, el Reiki no te puede ayudar en nada frente a la COVID-19 porque es un timo
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
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Todos sabemos que, psicológicamente, el tiempo se acorta como un parpadeo o estira como un chicle en función de si lo estamos pasando bien o mal, respectivamente.
Pero hay otra forma de violar el natural transcurrir del tiempo de forma oficial: es lo que hizo el 14 de febrero de 2019 un tal Julian O´Shea, que se aprovechó de las zonas horarias que se agrupan junto a la línea internacional de cambio de fecha.
Zonas horarias
La línea internacional de cambio de fecha es una línea imaginaria superficial terrestre trazada sobre el océano Pacífico y próxima con el meridiano 180°. Por conveniencia de algunos países cuyo territorio atraviesa, la hora legal o local y la fecha, en ellos, pueden ser la correspondiente al otro hemisferio.Pasar de un lado al otro de la línea implica cambiar de fecha, exactamente un día.
Línea internacional de cambio de fecha (en negro).
Por ello, Julian vivió un solo día de calendario de 49 horas de duración gracias a los cambios horarios.
Para conseguirlo, empezó su jornada en Apia, Samoa, y de ahí viajó a Auckland (Nueva Zelanda), Sídney (Australia) y Honolulu (Hawái), para finalizar en Pago Pago (Samoa Americana).
Gracias a ello, Julian igualó el récord de Mariusz Majewski, de Polonia, quien el 13 de marzo de 2017 también completó un día de 24 horas en 49 horas.
Al atravesar la línea internacional de cambio de fecha de este a oeste (desde América a Asia por el océano Pacífico) la fecha debe adelantarse un día en todos los relojes, es decir, se pierde un día. En cambio, si un viajero cruza dicha línea de oeste a este la fecha deberá ser retrasada un día (ganando un día). En esta idea se basó Julio Verne para escribir su famosa novela La vuelta al mundo en ochenta días.
Debido a la cantidad de territorios que gobierna más allá de Europa, por cierto, Francia es el país con más zonas horarias: 12 (13 durante una época del año).
Por supuesto, todo esto no deja de ser una convención. Sin embargo, no deja de ser muy diferente a las convenciones y modelos de los que depende la ciencia en general: el mundo es tan complejo que necesitamos simplificarlo a fin de gestionar algunas de sus área. Los modelos nos permiten orientarnos, elaborar predicciones, saber cómo funciona una cosa a determinado nivel, tal y como podéis ver en el siguiente vídeo:
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La noticia
El día más largo de una persona tuvo 49 horas de duración y transcurrió por entero en la Tierra
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
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Maybe now we can defend them.
It’s even fluffier than we thought.
Function follows form.
We’ve never seen this before.



