La selección natural parece preservar lo complejo aunque no tenga una utilidad específica

Por portal-3

La selección natural parece preservar lo complejo aunque no tenga una utilidad específica

La explicación clásica es que deben existir estructuras elaboradas y complejas porque confieren algún beneficio funcional al organismo, por lo que la selección natural impulsa estados de complejidad cada vez mayores.

Claramente, en algunos casos la complejidad es adaptativa, como la evolución del ojo (los ojos complejos ven mejor que los simples). Pero a nivel molecular, un nuevo estudio ha hallado que hay otros mecanismos simples que impulsan la acumulación de complejidad.

Complejidad

El nuevo estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Chicago, sugiere que las estructuras de proteínas elaboradas se acumulan a lo largo del tiempo, incluso cuando no tienen ningún propósito, porque una propiedad bioquímica universal y el código genético obligan a la selección natural a conservarlas.

La mayoría de las proteínas de nuestras células forman complejos específicos con otras proteínas, un proceso llamado multimerización. Muchas proteínas, especialmente aquellas con pesos moleculares elevados, presentan estructura cuaternaria, esto significa que están formadas por varias cadenas polipeptídicas (desde dos a centenares de ellas). Cada una de estas cadenas se denomina subunidad, y la unión de varias subunidades es lo que hemos llamado multímero, o proteína multisubunidad.

Pdb 1x9f EbiMultímero. Esta proteína es un multímero formado por tres cadenas polipeptídicas (subunidades proteicas), por lo tanto se trata de un trímero.

Al igual que otros tipos de complejidad en biología, se suele pensar que los multímeros persisten durante el tiempo evolutivo porque confieren algún beneficio funcional favorecido por la selección natural.

Para probarlo, en el estudio se analizó la evolución de la multimerización en una familia de proteínas llamadas receptores de hormonas esteroides, que se ensamblan en pares (llamados dímeros). Para ello, utilizaron una técnica llamada reconstrucción de proteínas ancestrales, que les permitió recrear proteínas antiguas en el laboratorio y examinar experimentalmente cómo se vieron afectadas por mutaciones que ocurrieron hace cientos de millones de años.

Para su sorpresa, descubrieron que las proteínas antiguas no funcionaban de manera diferente cuando se ensamblaban en un dímero que si nunca hubieran evolucionado para dimerizarse. No había nada útil o beneficioso en la formación del complejo. La explicación de por qué la forma dimérica del receptor ha persistido durante 450 millones de años resultó ser sorprendentemente simple, según explica Georg Hochberg, uno de los autores del estudio:

Estas proteínas gradualmente se volvieron adictas a su interacción, aunque no tienen nada de útil. Las partes de la proteína que forman la interfaz donde los socios se unen acumularon mutaciones que eran tolerables después de la evolución del dímero, pero que habrían sido perjudiciales en el estado solo. Esto hizo que la proteína dependiera totalmente de la forma dimérica, y ya no podía retroceder. La complejidad inútil se afianzó, esencialmente para siempre.

Los investigadores sugieren, pues, que los principios bioquímicos, genéticos y evolutivos simples hacen inevitable el atrincheramiento de los complejos moleculares. Este mecanismo, que opera sobre miles de proteínas durante cientos de millones de años, podría impulsar la acumulación gradual de muchos complejos inútiles dentro de las células.


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Ayer, en Twitter, fue TT el hashtag #YoNoMeVacuno contra la COVID-19 y eso es un problema

Por portal-3

Ayer, en Twitter, fue TT el hashtag #YoNoMeVacuno contra la COVID-19 y eso es un problema

En una sociedad homogénea, en la que todos tienen aproximadamente los mismos antecedentes, religión, valores y objetivos, la gente generalmente estará de acuerdo en lo que significa ser una buena persona y vivir una buena vida.

Sin embargo, hay toda una constelación de discrepancias en la intensidad de algunos valores, incluso en su aplicación; y sobre todo habrá diferencias en lo tocante los datos, la información objetiva, porque no todo el mundo puede o sabe recurrir a fuentes confiables y acaba confundida por la infoxicación. Eso explica, en parte, que ayer, en Twitter, fuera TT el hashtag #YoNoMeVacuno contra la COVID-19.

¿Cómo convencer? Spoiler: no se puede

El problema del exceso de información es que resulta difícil hallar la verdad, pero también que es tremendamente sencillo apuntalar cualquier idea, teoría o capricho con montañas de datos. Como prueba, un botón de algunas de las imágenes que se compartían ayer en Twitter bajo el hashtag #YoNoMeVacuno:

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Un principio clave del liberalismo es el pluralismo: la idea de que diferentes personas, tradiciones y creencias no solo pueden coexistir juntas en la misma sociedad, sino que también deben coexistir juntas porque la sociedad se beneficia de una heterogeneidad vibrante. Sin embargo, se han establecido jerarquías sobre las fuentes de información a las que podemos acudir: no es lo mismo un estudio publicado en una revista revisada por pares con un alto índice de impacto que un periódico digital.

Una sociedad pluralista alimenta la innovación y el progreso, donde diversas personas con experiencias de vida únicas desarrollan y comparten ideas. Si las personas permanecieran en comunidades discretas y homogéneas, ¿cuántas vidas e ideas que cambiarían el mundo nunca hubieran existido? El problema es que hay afirmaciones que, a todos los niveles, incluido el epistemológico, son falsas.

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Son afirmaciones, al menos, tan falsas, que para sostenerse (y que se respeten), no es suficiente con apelar a la libertad de expresión: se deben apuntalar las afirmaciones con la misma fortaleza epistemológica que la idea que se trata de rebatir: por ejemplo, si dices que las vacunas son peligrosas, aporta la literatura científica del mismo nivel que la que afirma que las vacunas son seguras.

Lo contrario sería como preguntar a todos los pasajeros de un avión, democráticamente, qué clase de maniobra debe realizar el piloto para abordar una tormenta inminente.

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En lo tocante a las vacunas, científicamente sabemos que son seguras. Científicamente sabemos que son útiles. Científicamente sabemos que causarán más beneficios que perjuicios. Sin embargo, la mitad de la población no estaría dispuesta a vacunarse ahora mismo contra la COVID-19 porque no se fía, por miedo, por teorías de la conspiración, porque le meten el chís, o por lo que sea….

Negacionistas de la COVID aparte, en el porcentaje de población de respuesta negativa parece que la palabra clave no es “vacuna” sino “inmediatamente”. Muchos confían en la ciencia, pero muestran dudas respecto a los plazos y, sobre todo, temor a las reacciones adversas.

Podríamos intentar hacer pedagogía, tratar de informar a la gente, incluso intentar persuadirla con la mejor retórica posible. Sin embargo, si esto no funciona y tenemos prisa, si no hay tiempo para ponernos a filosofar porque hay que ponerse la vacuna y callarse la boca… ¿qué hacemos para no caer de bruces en un estado totalitario o para obligar a la gente a comulgar con ruedas de molino? Hay un truco más eficaz que obligar a la gente (que suele comportar, a veces, consecuencias inesperadas y contraproducentes): el paternalismo libertario. Podéis saber mas de él en el siguiente vídeo:


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