Incluso antes de que abran los ojos y les crezca el pelaje, reconocen a su madre y mantienen el recuerdo de ella hasta la edad adulta.
Un grupo de esquiadores de travesía murió en 1959 en aquel lugar de los Urales en circunstancias misteriosas. Más de sesenta años después, dos científicos creen haber resuelto la parte central del enigma.