El edulcorante aspartamo está en el centro del debate. La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de clasificarlo como un “posiblemente cancerígeno” para humanos y, aunque admite que la evidencia científica es “limitada” sobre su potencial cancerígeno, sí hay indicios de su capacidad para hacer daño. El Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA), que se encarga de aterrizar estos riesgos sobre la población y establecer una dosis de ingesta diaria admisible, mantiene, no obstante, los umbrales de consumo máximo establecidos: 40 miligramos por kilo de peso al día. Aquí resolvemos las principales cuestiones sobre el lugar en el que queda ahora el aspartamo y su potencial para causar cáncer.