Muy cerca, a tan solo 26 años luz, un equipo internacional de investigadores con participación española ha descubierto un exoplaneta que, de primeras, no parece el más atractivo de los mundos. En su superficie hace un calor de mil demonios, unos 430 ºC insoportables para el desarrollo de la vida, al menos tal y como la conocemos. Pero esta supertierra (su radio es 1,3 veces el terrestre) bautizada como Gliese 486b tiene un valor que va mucho más allá de sí misma. Los científicos han conseguido caracterizarla tan bien que creen que es la «piedra Rosetta» que permitirá encontrar, por fin, un planeta habitable en el futuro.
El nuevo mundo, descrito en la revista «Science», es rocoso como la Tierra, Marte o Venus. Si se compara con nuestro planeta, tiene 2,8 veces su masa, un tamaño un 30% mayor y una densidad muy similar de 7 gramos por centímetro cúbico. Gira alrededor de Gliese 486, una fría y débil enana roja en la constelación de Virgo, a la corta distancia de 2,5 millones de kilómetros, por lo que allí un ‘año’ dura tan solo 1,5 días. Para hacernos una idea de lo cerca que están ambos cuerpos, basta recordar que el Sol y la Tierra están separados por 150 millones de km.
Esa proximidad es lo que provoca que la superficie de Gliese 486b sea tórrida. Pero las características y la gravedad del planeta -si estuviéramos allí pesaríamos casi el doble-, unidas al hecho de que su estrella es poco activa (produce escasas eyecciones de plasma y partículas), hacen pensar a los científicos que puede albergar una tenue atmósfera apretada contra su superficie. «Esto lo convierte en el exoplaneta terrestre más óptimo para estudiar una atmósfera», afirma José Antonio Caballero, investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) y coautor del estudio. Junto a él han trabajado un gran número de investigadores españoles de distintos organismos en Madrid, Andalucía, Cataluña y Canarias, dirigidos por el Instituto Max Planck de Astronomía en Heidelberg (Alemania).
Gliese 486b se encuentra a solo 2,5 millones de km de su estrella.
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Golpes de suerte
La detección del planeta fue llevada a cabo por el instrumento Carmenes en Calar Alto (Almería) y completada por otros observatorios en tierra, como Maroon-X en el telescopio Gemini North (EE.UU.), y en el espacio, como el satélite TESS de la NASA. Se consiguió con el método de velocidad radial y pudo ser confirmada por el de tránsitos, cuando el paso de un planeta por delante de su estrella provoca un pequeño eclipse. «Nos tocó la lotería -reconoce el astrónomo-, porque solo uno de cada cien planetas detectados por velocidad radial transita».
No fue el único golpe de suerte. «Si Gliese 486b fuera un centenar de grados más caliente, toda su superficie sería de lava y su atmósfera consistiría en rocas vaporizadas. Y si fuera un centenar de grados más frío, no habría sido adecuado para observaciones de seguimiento», explica.
Las futuras mediciones que realizará el equipo de Cármenes podrán ayudar a determinar la composición química de la atmósfera, si realmente existe como todo parece indicar, y la estructura y composición del interior del planeta. Los investigadores creen que la mitad del planeta está compuesta por hierro y la otra mitad por silicato, pero estos y otros datos se afinarán aún más con ayuda del observatorio espacial Cheops de la Agencia Espacial Europea (ESA). «El año que viene Gliese 486b puede convertirse en el quinto planeta terrestre mejor caracterizado del universo después de Mercurio, Venus, la Tierra y Marte», afirma Caballero.
Como una luna de Júpiter
En cuanto a qué nos encontraríamos si pudiéramos visitar este exoplaneta, «no sabemos cómo es su superficie, pero sospechamos que podría parecer un lugar a medias entre Venus e Ío, la más cercana de las lunas de Júpiter, con ríos de lava fundida y volcanes. E incluso una tectónica de placas más fuerte que la de la Tierra al estar sujeto a las grandes fuerzas de marea de su estrella», describe el investigador. También es posible que el planeta no sea el único en el sistema y tenga un compañero, «e incluso dos o tres».
El Telescopio Espacial James Webb, que se lanza en octubre, será capaz de estudiar Gliese 486b con mayor detalle, algo realmente emocionante. Caballero confía en que todo lo que aprendamos de este nuevo mundo nos ayudará a dar con un gemelo de la Tierra dentro de una o dos décadas.
Gliese 486b puede presumir de ser un planeta con su propia banda sonora
(puedes escucharla aquí). La música ha sido compuesta por el Antonio Arias, fundador y líder del grupo Lagartija Nick, y el propio José Antonio Caballero.