Dos poderosas llamaradas solares consecutivas han afectado a las comunicaciones terráqueas y se convierten en otra nueva muestra de que se está adelantando el pico de actividad de nuestra estrella. La agencia del Gobierno de EE UU para el clima espacial ha explicado que esta fulguración “probablemente causó la degradación o la pérdida total de las comunicaciones” en la región de Norteamérica, que en ese momento miraba hacia el Sol.