El pasado 16 de noviembre, apenas unas horas antes del histórico lanzamiento inaugural del programa que volverá a llevar al hombre a la Luna, los sensores del enorme SLS (Sistema de Lanzamiento Espacial), el cohete más poderoso construido hasta la fecha, detectaron una fuga (otra) de combustible (hidrógeno líquido). Lo mismo había sucedido ya en dos de los intentos anteriores de despegue, por lo que muchos pensaron que sería inevitable un nuevo aplazamiento o, aún peor, el regreso del cohete al edificio de ensamblaje para hacer las reparaciones necesarias. Sin embargo, aunque con unos 45 minutos de retraso, la misión Artemis 1 consiguió, por fin, abandonar la Tierra . Era su quinto intento de despegue. Los otros cuatro tuvieron que suspenderse , dos por fugas de combustible en los tanques y dos por culpa de unas condiciones meteorológicas adversas. Un quinto aplazamiento habría sido un duro golpe para el prestigio de la NASA, y los responsables de la misión, mientras el mundo entero observaba, tomaron una decisión arriesgada: enviar un ‘Red Crew’, un ‘equipo rojo’ de técnicos especializados para tratar de reparar la fuga sobre la marcha. Intentar este tipo de reparaciones en un cohete de más de 60 metros de alto repleto de combustible es algo realmente peligroso, pero los tres miembros del equipo se desplazaron hasta la llamada ‘cubierta cero’, en la base misma del cohete, para tratar de detener la fuga. Trent Annis, uno de los integrantes del Equipo Rojo confiesa que estar debajo del cohete justo antes de salir resultaba aterrador, pero que aún así el equipo logró no perder la concentración necesaria para desarrollar el trabajo. Noticias Relacionadas estandar No La misión Artemis I a la Luna, en diez claves: qué pasará después y por qué queremos volver J. de Jorge opinion Si Artemis I: un significado especial para España General de División (R) Moisés Fernández Álvaro «Diría que estábamos muy concentrados en lo que estaba sucediendo allá arriba -dijo Annis a NASA TV después del lanzamiento-. Sólo quería asegurarme de que sabíamos lo que estaba pasando. Porque el cohete está, ya sabe, está vivo, está crujiendo, está haciendo ruidos de ventilación, es… da bastante miedo. Así que en la cubierta cero, mi corazón latía con fuerza». Misión: apretar tuercas Junto a sus compañeros Billy Caims y Chad Garrett, Annis fue, pues, enviado a la plataforma de lanzamiento con una misión muy concreta: apretar las llamadas ‘tuercas de empaque’, que ayudan a sellar herméticamente las válvulas a través de las que el hidrógeno líquido se bombea hasta la etapa central del cohete. El hidrógeno es escurridizo, y se las arregla para colarse a través de los sellos más ajustados, motivo por el que la NASA tiene que seguir bombeando combustible a los tanques durante la cuenta atrás previa al lanzamiento. Una vez en la plataforma y cuando solo faltaban unas horas para el despegue, Caims, Garrett y Annis descubrieron que las tuercas estaban «visiblemente sueltas». Las apretaron y la cuenta regresiva para el despegue de Artemis I pudo reanudarse. «Aún no puedo creerlo -declaraba Annis a NASA TV-. Como ya dije, fue algo realmente asombroso». Según declaró el técnico, durante sus 37 años de servicio nunca lo habían llamado para reparar un cohete lleno de combustible justo antes del despegue. Selfie con la Tierra al fondo Ahora, la misión Artemis I viaja por el espacio rumbo a la Luna, para allanar el camino a las futuras misiones tripuladas. Y en su trayecto, acaba de enviar a la Tierra sus primeras imágenes. Se trata de un ‘selfie’ en el que se ve la nave espacial Orion y, al fondo, el disco parcialmente iluminado de la Tierra. En el momento de obtener las imágenes, nueve horas después del despegue, la cápsula se encontraba ya a más de 92.000 km de casa y se dirigía a la Luna a unos 8.800 km por hora. MÁS INFORMACIÓN noticia No Artemis I: Sigue minuto a minuto la trayectoria de la nave Orion hacia la Luna noticia Si El regreso a la Luna empieza en Lanzarote Una sobrecogedora vista de nuestro planeta captada desde el espacio profundo y que no habíamos vuelto a contemplar desde 1972, durante la última de las misiones Apolo.