Fumaban de media 23,1 cigarrillos al día y tras sufrir un ictus lo dejaron, como si nunca se hubieran encendido un pitillo. Este fenómeno de remisión espontánea de un centenar de personas ha servido a un grupo de científicos para estudiar el circuito cerebral que interviene en la adicción al tabaco y, en particular, en cómo dejarlo. El trabajo, recién publicado en Nature Medicine, sugiere que otras adicciones como la del alcohol compartirían el mismo mapa de conexiones cerebrales. El hallazgo permitirá afinar la puntería en los tratamientos contra las sustancias y comportamientos adictivos.