El impacto de contar el cáncer en redes: “Esto no es Netflix; somos personas”

Sara Cervelló, paciente con cáncer de mama metastásico, en Esplugues de Llobregat (Barcelona).

El relato del cáncer ha salido de las consultas y de la intimidad de las casas. En las redes sociales, pacientes en tratamiento cuentan sus experiencias con la enfermedad, comentan su día a día y comparten vivencias con otros enfermos. La dolencia se verbaliza y hay historias personales que arrastran miles de seguidores y apoyos. La cuenta de Instagram de Elena Huelva, una joven de 20 años que explicaba su vida con un sarcoma de Ewing, alcanzó el millón de seguidores y su fallecimiento, el pasado 3 de enero, convirtió su lema (”Mis ganas ganan”) en trending topic en Twitter con mensajes de apoyo y cariño a la joven y su familia. El diario de Hilda Siverio, con un cáncer de mama desde 2014, también suma más de 300.000 seguidores, aunque su familia ha visto estas semanas la cara más amarga de las redes y ha denunciado casos de acoso a la mujer. Los expertos destacan el beneficio de visibilizar la enfermedad, pero advierten también de los riesgos de contar el cáncer en redes: el paciente puede perder el control de su exposición pública y otros espectadores enfermos, frustrarse con el relato ajeno.

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