Tania tiene tres patas. Perdió una cuando era cachorra, víctima de un tigre que la atacó desde una jaula contigua en el zoológico de Batán, en el suroeste de Buenos Aires. Fue un problema entre parientes. Tania parece una tigresa africana, pero es una yaguareté («gran felino», en la lengua guaraní), su equivalente americano.