Un impresionante vivero de estrellas para celebrar un año de actividad científica del James Webb

Chorros de gas rojo estallando, polvo incandescente, nacimiento de estrellas que luego serán como la nuestra, el Sol. Todo eso y mucho más es lo que se puede ver en la nueva imagen del telescopio espacial James Webb, que con ella celebra su primer año de servicio científico. Doce meses desde que vimos sus primeros resultados, doce meses tan solo para cambiar nuestra visión del cosmos. Un año desde el comienzo de la nueva era de la astronomía. Noticia Relacionada reportaje No Secretos de alto nivel y galaxias ‘espontáneas’: lo que esconden las primeras imágenes del James Webb Patricia Biosca El nuevo telescopio espacial ha mostrado al mundo todo su potencial con cinco fotografías que estrenan una revolucionaria etapa en la astronomía. Pero la intrahistoria, tanto humana como científica, va mucho más allá de las increíbles instantáneas. La era del Webb ha dado comienzo La imagen llega desde la región de formación estelar más cercana a la Tierra, a 390 años luz, situada en la nube de gas Rho Ophiuchi. Es una guardería estelar relativamente pequeña y tranquila, pero no lo parece en este primer plano caótico recogido por el Webb. Los chorros que brotan de las estrellas jóvenes se entrecruzan en la imagen, impactan en el gas interestelar circundante e iluminan el hidrógeno molecular, que se muestra en rojo. Algunas estrellas muestran la sombra reveladora de un disco circunestelar, los componentes de futuros sistemas planetariosEn ella se pueden ver unas 50 estrellas jóvenes de un tamaño similar al Sol, y «nos permite ser testigos de un brevísimo periodo del ciclo vital estelar con una nueva claridad», declaró Klaus Pontoppidan, científico del proyecto Webb. «Nuestro propio Sol experimentó una fase como ésta, hace mucho tiempo», añadió. Imagen completa de la nebulosa Rho Ophiuchi NASA, ESA, CSA, STScI, Klaus Pontoppidan (STScI) El 12 de julio de 2022, la agencia espacial estadounidense reveló las primeras imágenes en color de su nuevo observatorio espacial. Esto marcó el inicio de las operaciones científicas de esta joya tecnológica, situada a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. «En solo un año, el telescopio espacial James Webb ha transformado la visión del cosmos que tiene la humanidad, asomándose a las nubes de polvo y viendo por primera vez la luz de rincones lejanos del universo», declaró Bill Nelson, jefe de la NASA. «Cada nueva imagen es un nuevo descubrimiento, que permite a científicos de todo el mundo plantear y responder preguntas que antes ni siquiera podían soñar», afirmó. Los hitos del Webb Desde hace un año, James Webb deslumbra a los astrónomos con imágenes de una precisión sin precedentes: observó la galaxia más lejana jamás detectada, distantes y esquivos agujeros negros, midió por primera vez la temperatura de planetas rocosos lejanos similares a la Tierra, cuya atmósfera comenzó a analizar. Sus observaciones han dado lugar a toda una riada de estudios científicos. Una de las principales misiones del telescopio es explorar el universo. También examina los exoplanetas (los mundos fuera de nuestro Sistema Solar) para ayudar a comprender su formación, así como el ciclo de vida de las estrellas. El observatorio costó 10.000 millones de dólares y décadas de trabajo . Es el sucesor del telescopio espacial Hubble, aún en funcionamiento, pero a diferencia de este, que observa el universo principalmente en el espectro visible, James Webb opera en infrarrojos. Esto le permite detectar una luz mucho más débil y, por tanto, ver mucho más lejos. Traducir a visible lo invisible Como esta longitud de onda es imperceptible al ojo humano, las imágenes «se traducen» a colores visibles. La región captada por la nueva imagen es «completamente sombría cuando se observa con el Hubble», explicó Klaus Pontoppidan en Twitter. MÁS INFORMACIÓN noticia No El genoma de una mariposa extinta a causa del ser humano abre la puerta a su ‘resurrección’ noticia No Detectan nuevas e intrigantes señales de moléculas orgánicas en Marte «Hemos seleccionado un ambicioso conjunto de observaciones para el segundo año, basándonos en todo lo que hemos aprendido hasta ahora», dijo por su parte Jane Rigby, del centro espacial Goddard de la NASA. «La misión científica de James Webb no ha hecho más que empezar». Por delante, 20 años para descubrir los misterios del Universo.