En un lapso de 850 años, entre el año 500 y 1350, los bosques pasaron a cubrir el 80 % de Europa occidental y central a cubrir solo el 50 %.
En algunos países, la reducción fue más radical, como es el caso de Alemania, que pasó del 70 % al 25 % desde el 900 al 1900. Francia pasó de tener 30 millones de hectaréas de bosques a solo 13 millones entre el 800 y el 1300.
Los destructores de la naturaleza
El pasado era, a nivel medioambiental, lo más parecido a Mad Max. Incluso algunos paleoclimatólgos sugieren que una persona en la Edad del Hierro contaminaba más que una persona en el Primer Mundo actual. Sin embargo, si no nos lo parece así es básicamente por dos motivos: hemos idealizado el pasado y, sobre todo, antes éramos muy pocas personas en el mundo.
Si los seres humanos que vivían hace mil años fueran los que viven ahora en número, el problema medioambiental actual resultaría mucho más grave. Porcentualmente, pues, contaminamos menos que antes. El problema es que nos reproducimos a una velocidad endiablada: hace solo cien años éramos 1.650.000.000 ahora somos 8.000.000.000. Hace mil años, apenas 300 millones. Hace dos mil años, 50 millones.
Todos consumimos de forma más eficiente que antes, pero somos muchos más. También comemos mucho más, por consiguiente, así que la mayor fuente de azufre para el medioambiente ya no son las centrales eléctricas de carbón sino la agricultura.
Nuestros antepasados, sencillamente, despilfarraban la energía y contaminaban el ambiente usando fuentes de energías muy sucias como la madera. Cazamos y extinguimos a la megafauna, viéndonos obligados a desarrollar la agricultura, aunque un tipo de agricultura, la de hace diez mil años, tan ineficiente y jalonada de problemas que hizo que nos volviéramos más bajitos de lo que éramos debido a las hambrunas y la proliferación de decenas de nuevas enfermedades.
Según un nuevo estudio de investigadores de la University of London, la colonización de las Américas a fines del siglo XV mató a tantas personas que perturbaron el clima de la Tierra. Concretamente, la enorme franja de tierras agrícolas abandonadas que fueron reclamadas por los árboles de rápido crecimiento y otra vegetación, fue lo que eliminó grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂).
Y, por supuesto, incendiamos bosques enteros, los deforestamos por completo, los arrasmos, porque era la forma más cómoda de cazar animales, originando unos tipos de bosque que hoy nos parecen edénicos pero que, antaño, eran solo fruto de la brutal mano del ser humano, como podéis ver en el siguiente vídeo:
Afortunadamente, la tecnología nos permite encontrar otros recursos o multiplicar la eficiencia de los que ya tenemos, accediendo así a más calorías, lúmenes, kilovatios, bits y kilómetros.
–
La noticia
Hace mil años destruíamos más los bosques que ahora porque nos importaba menos la naturaleza (y ni siquiera se definía igual)
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
.