En 2016, el café monodosis se introdujo en el cálculo del IPC, haciendo oficial lo que ya era evidente: la cafetera de cápsulas es un elemento más en la cocina. El sector sigue creciendo, y alcanza ya al 37,3% de los consumidores y, aunque el gasto medio en café “convencional” todavía supera al monodosis (se distribuyen un 55% y 45% del mercado, respectivamente), las cifras se aproximan.