Tras muchos meses de pandemia de covid y de controlar una primera ola durísima con medidas muy restrictivas, el coronavirus vuelve a surgir con fuerza en España. Ya hemos aprendido que la pandemia es un tsunami a cámara lenta, y nos da miedo lo que pueda pasar este otoño e invierno. Las autoridades de salud pública, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU., nos dicen que nos mantengamos separados de uno a dos metros, que nos lavemos las manos, que desinfectemos las superficies que tocamos con frecuencia y que usemos mascarillas. Pero el cumplimiento de estas medidas es desigual, especialmente en lo que respecta a las mascarillas, y a diario escuchamos casos en los que la gente no sabe cómo se contagió. Brotes de superpropagación, donde una persona infecta a muchas otras, ocurren en bares llenos de gente y en reuniones sociales, pero no en las playas o en los parques. No es de extrañar que la gente esté confundida.