Entre el norte de Australia, el sur de Sudáfrica y el este de Canadá hay miles de kilómetros de distancia. Como los hay entre el Pacífico mexicano y Canarias o entre el sudeste asiático y Surinam. Sin embargo, sus floras son más parecidas de lo que dictaría la naturaleza. Es la huella aún visible del colonialismo europeo. Un grupo de investigadores ha solapado la extensión y duración de cuatro grandes imperios con la distribución actual de miles de especies vegetales. Han comprobado que muchas regiones comparten paisaje décadas y siglos después de que aquellos imperios cayeran. El británico fue el que más modificó el entorno y el holandés, el que menos. Entre medias están el español (el segundo más transformador) y el portugués.