«Buena suerte, muchachos, vamos a divertirnos un poco». Con esta despedida del personal de tierra, la primera misión privada a la Estación Espacial Internacional (ISS) ha sido lanzada esta tarde desde Cabo Cañaveral en Florida (EE.UU.) al mando del comandante de origen español Michel López-Alegría. El exastronauta de la NASA nacido en Madrid -por el que la expedición lleva la bandera española en su insignia-, ha vuelto al espacio después de catorce años, acompañado de tres tripulantes que tienen en común ser inversores, filántropos y, sobre todo, millonarios: Larry Connor (EE.UU.), Mark Pathy (Canadá) y Eytan Stibbe (Israel) han pagado por el viaje nada menos que 55 millones de dólares por cabeza (más de 50 millones de euros al cambio actual). No solo pretenden ver la Tierra a 400 kilómetros de altura. Realizarán 26 experimentos científicos y tecnológicos durante sus ocho días de estancia en la plataforma.
La expedición, denominada Axiom-1, es la primera tripulada de la compañía Axiom Space, ubicada en Houston (Texas) y que tiene a López-Alegría como vicepresidente. Después de varios aplazamientos -el último esta misma semana, ya que el lanzamiento estaba inicialmente previsto para el miércoles-, la tripulación de Axiom-1 por fin pudo subirse a la nave Crew Dragon en lo alto de un cohete Falcon 9. Antes de partir, hicieron las comprobaciones pertinentes de comunicación y que sus trajes espaciales, de un blanco impoluto, no tuvieran fugas. Alrededor de las 17.17 horas, como estaba previsto, la misión despegaba y pocos minutos después la cápsula alcanzaba la órbita.
Tanto la nave como el lanzador pertenecen a la compañía SpaceX y son los mismos que desde 2020 utilizan los astronautas de la NASA para volar a la plataforma orbital. Cuando lleguen este sábado, los nuevos tripulantes compartirán el complejo con siete miembros regulares de la estación: tres astronautas estadounidenses, uno alemán y tres cosmonautas rusos. Diez días después del lanzamiento, la cápsula amerizará en aguas de Florida.
Aunque desde el año 2000 la ISS ha recibido varios visitantes ‘civiles’, incluido un insólito equipo de filmación ruso y un multimillonario japonés, esta es la primera misión cuyo propósito es realizar experimentos científicos en órbita. Además, en las anteriores ocasiones, se utilizaron cohetes Soyuz y los viajeros volaron acompañados de cosmonautas.
Axiom Space ha insistido en dejar claro que su experiencia dista mucho de asemejarse a los cortos vuelos suborbitales que ofrecen compañías como Blue Origin y Virgin Galactic, cuyo objetivo es básicamente el puro entretenimiento. «No somos turistas espaciales», aseguró López-Alegría. De hecho, el equipo, que se ha sometido a un extenso entrenamiento de astronautas con la NASA y SpaceX, realizará unos 26 experimentos en microgravedad, entre ellos investigaciones sobre la salud del cerebro, las células madre cardíacas, el cáncer y el envejecimiento, así como una demostración de tecnología para producir elementos ópticos utilizando la tensión superficial de los fluidos en microgravedad.
«Llevamos persiguiendo esta meta desde hace meses e incluso años. Entrenamientos, pruebas médicas, físicas… Estamos muy ilusionados», aseguraba a este periódico el propio López-Alegría en una entrevista en enero, justo después de que la NASA aprobase a la tripulación. Nacido en Madrid pero criado en California, ha volado al espacio cuatro veces. Entre 2006 y 2007 permaneció siete meses en la ISS y tiene una experiencia récord en paseos espaciales (67 horas y 40 minutos), solo superado por el ruso Anatoly Solovyev. Sin embargo, esta es la primera misión en la que luce la bandera española, algo de lo que aseguró estar «muy orgulloso».
«Es el comienzo de muchos comienzos para comercializar la órbita terrestre baja», aseguró el cofundador y presidente ejecutivo de Axiom, Kam Ghaffarian. «Estamos como en los primeros días de internet, y ni siquiera hemos imaginado todas las posibilidades, todas las capacidades, que vamos a proporcionar en el espacio».
Además de estos vuelos, Axiom está construyendo módulos para integrarlos en la ISS. La intención es que cuando acabe la vida útil de la estación, los módulos de la compañía se separarán y se convertirán en la primera estación orbital privada.