Desde el 22 de septiembre de 1980, cuando el entonces presidente iraquí Sadam Huseín lanzó su ofensiva contra el vecino Irán, Irak ha vivido la guerra irano-iraquí (1980-1988), la invasión de Kuwait (1990), las dos guerras contra estados Unidos (la de 1990-1991 y la de 2003-2011) y la violencia desatada por el Estado Islámico (EI) desde 2014. Ni Huseín, que murió ahorcado, ni Estados Unidos, que dejó el país peor de lo que se lo encontró, ni los islamistas, ganaron sus respectivas guerras. Solo las bacterias han ganado en cada una de ellas, con la aparición de resistencia a la mayoría de los antibióticos. Un peligro que no se queda tras sus fronteras.