Los elefantes marinos son unos dormilones cuando están en tierra: pueden dormitar hasta 14 horas al día. Pero cuando se echan al mar, donde pasan meses alimentándose, se convierten en el mamífero que menos duerme de los que se han estudiado. Apenas dedican dos horas al día al sueño y no las duermen seguidas, lo hacen en breves periodos de 10 minutos entre inmersión e inmersión. Un estudio con centenares de estos mamíferos y un abanico de avanzada tecnología ha permitido demostrar que este patrón tan extremo es la forma más segura que han encontrado para alimentarse y descansar evitando a sus dos únicos pero imponentes depredadores, las orcas y el tiburón blanco.
Pajarillos que prefieren aparearse a dormir
En el reino animal, todos duermen, pero cada especie lo hace a su manera. Entre los homínidos, todos lo hacen parecido: de forma cíclica diaria y tienen un sueño polifásico. En cuanto a la duración, los que menos duermen son los humanos y los chimpancés y los que más, los gorilas, con medio día sesteando. Pero la maravilla no está entre los primates.
Muchos animales cuadrúpedos duermen de pie, como los elefantes, aunque también lo hagan ocasionalmente reclinados. Desde el punto de vista evolutivo, hacerlo así te da ventaja en caso de que ataquen los depredadores. Hasta que los elefantes terrestres y marinos los desbancaran, los mamíferos que menos dormían eran los caballos domésticos, a los que les bastan dos horas y media al día. Otras especies, como muchos rumiantes como las vacas, son capaces de comer (más bien masticar y rumiar) mientras duermen.
Las aves comparten con los mamíferos la necesidad de dormir y unas características generales. Pero también tienen patrones extremos. Muchas de las especies migratorias son capaces de volar medio dormidas: mientras un hemisferio del cerebro y el ojo izquierdo están activos, el otro hemisferio duerme. Pero hay aves que van aún más allá. La fragata pelágica, un ave costera que pasa hasta dos semanas mar adentro, es capaz de volar mientras tiene los dos hemisferios cerebrales dormidos. Más impresionante aún, según un estudio de 2016, en estos trayectos reducía el tiempo dedicado a dormir hasta los 40 minutos al día de media. Pero para extrema, la conducta del correlimos pectoral, que anida en el Ártico. Un trabajo publicado en Science hace unos años mostraba que los machos apenas duermen en las tres semanas que suele durar la época de celo y apareamiento.