Antes de que se haga visible el mal de Parkinson, los que lo padecerán empiezan a escribir cada vez con letra más pequeña. Aun antes de que ellos mismos lo perciban, mantienen pulsadas las teclas del móvil más tiempo cuando envían un mensaje. Y varios años antes del diagnóstico, se producen los primeros trastornos en el movimiento. Para cuando el médico lo diagnostica, el 60% o más de las neuronas que producen la dopamina han dejado de hacerlo, haciendo tremendamente evidente el temblor, la rigidez muscular, la depresión… Ahora, una investigación con miles de personas que llevaban relojes inteligentes en sus muñecas ha sido capaz de anticipar quién tendrá el mal mucho tiempo antes de que se haga visible.