Parecen imágenes estropeadas por algún fallo técnico: galaxias lejanas con rayajos que las cortan, franjas en blanco que cubren media foto, líneas que ensucian constelaciones enteras. Pero todas esas observaciones astronómicas, arruinadas para la ciencia, en realidad retratan un problema: los cielos se llenan cada vez más con satélites artificiales de compañías de internet, como Starlink, del magnate Elon Musk. Los enjambres de aparatos ya eran un problema para los observatorios terrestres, pero un nuevo estudio pone en alerta a la astronomía: también arruinan las observaciones de los telescopios espaciales. En 2021, el 5,9% de las imágenes captadas por el mítico telescopio Hubble sufrían ese deterioro provocado por las estelas de los artefactos.