Cuando Luis Zea (Ciudad de Guatemala, 42 años) era un crío, disfrutaba con las películas de viajes espaciales, pero creía que “nunca iba a poder ser parte de eso”. Mientras trabajaba para cumplir con su beca de investigación, aprovechaba su puesto cerca del centro espacial de la NASA en Cabo Cañaveral (Florida, EE UU) para disfrutar de los lanzamientos y sentía la emoción de si algún día participaría en algo tan espectacular. Hoy, este guatemalteco ve la Luna con ojos distintos a la mayoría de la humanidad, porque él ha tenido su trabajo, su experimento, orbitando alrededor del satélite de la Tierra a bordo de la nave Orion, en colaboración con la NASA. Cuenta su trabajo por videoconferencia desde su casa de Boulder (EE UU), donde se ha especializado en bioingeniería espacial en la Universidad de Colorado. Entre las interrupciones de sus dos pequeñas hijas explica que ha enviado “12.000 levaduras mutantes alrededor de la Luna” para descubrir si, en ausencia de gravedad, se activa algún gen que ayude a combatir las mutaciones que generan cáncer, porque las células del fermento del pan y la cerveza son muy similares a las humanas.