Cuando uno se topa con algo que considera realmente bello, sea una canción, una persona o una obra de arte, es porque un puñado de sistemas neuronales se sintonizan y trabajan conjuntamente para arrojar esa sensación placentera. La ciencia que lo estudia, llamada neuroestética, es una disciplina joven, admite Marcos Nadal (47 años, Palma de Mallorca), psicólogo e investigador del Grupo de Evolución y Cognición Humana de la Universitat de les Illes Balears, pero ya se ha percatado de que no es uno, sino varios los centros cerebrales implicados. Como una orquesta, todos a la vez.