El café es uno de los alimentos que más polariza las opiniones de los consumidores. O lo amas o lo detestas, no hay término medio. Esto también se traslada al ámbito nutricional, donde el café consumido como bebida o infusión ha contado a lo largo de los años con distintos veredictos respecto a su papel saludable dentro del patrón alimentario.
El panorama actual sobre los beneficios y riesgos del café, ¿qué sale ganando?
En los últimos años se han hecho muy populares diversas investigaciones en relación al consumo de café y la prevención de enfermedades cardiovasculares, cáncer y, en general, la mortalidad por todas las causas.
Este último parámetro en concreto despertó bastante el interés de los consumidores en el año 2017 por la publicación de un estudio que asociaba el consumo de café con una reducción de la mortalidad por todas las causas. El estudio aglutinó a 502.641 participantes y causó furor en los medios de comunicación, arrojando titulares bastante controvertidos en aquel momento. Sin embargo, a pesar de su gran muestra, la investigación no dejaba de ser un estudio observacional que no permitía arrojar conclusiones sólidas sobre esta relación.
A pesar de ello, investigaciones en años posteriores arrojaron resultados similares, reforzando la idea de que el consumo entre 2-5 tazas de café al día podría considerarse una práctica beneficiosa para la salud, una cantidad cercana a los 400 mg de cafeína máximos diarios que recomiendan instituciones como la EFSA para adultos sanos sin problemas aparentes con la cafeína.
La cafeína: el componente estrella
Si nos centramos en el compuesto predominante del café, sabemos que la cafeína en altas dosis puede tener efectos adversos hacia la salud, alterando el patrón del sueño, mostrando irritabilidad, ansiedad e incluso taquicardias severas. Este es uno de los motivos por los cuáles las mal llamadas bebidas «energéticas» cuentan en España con ciertas regulaciones en su etiquetado alimentario. Su consumo debería reducirse e incluso ser omitido en embarazadas, niños y jóvenes.
Sin embargo, tampoco podemos ser categóricos en las recomendaciones sobre la cafeína, ya que este compuesto ha demostrado gran utilidad en el contexto de la práctica deportiva para mejorar el rendimiento físico y también para estimular las capacidades cognitivas en dosis adecuadas.
Si valoramos en conjunto todos los beneficios actuales que la evidencia científica ha arrojado sobre el café y sus posibles perjuicios, vemos que la balanza arroja un resultado positivo. Es decir, por el momento sabemos que el consumo de café presenta más beneficios que riesgos para la salud. Todo depende del contexto y del grupo de población al que nos estemos dirigiendo. Además, sería un error centrarnos exclusivamente en la cafeína, también debemos valorar el resto de componentes bioactivos del café.
¿El café nos ayuda a perder peso?
Uno de los principales efectos positivos en relación al consumo de café, y que más atención genera en los consumidores, es su posible efecto favorable hacia la pérdida de peso y el control del apetito. De hecho, en los últimos años hemos visto un incremento de los estudios científicos destinados a arrojar conclusiones sólidas sobre este asunto.
Este reciente metaanálisis del pasado año 2019 analizó 12 estudios epidemiológicos sobre el consumo de café y la obesidad que incluyeron medidas como el índice de masa corporal (IMC) y la circunferencia de la cintura. Sus resultados fueron modestos, sugiriendo que una mayor ingesta de café podría asociarse con una reducción de la adiposidad, es decir, de la grasa corporal, particularmente en los hombres.
Estas mismas conclusiones han sido apoyadas por otros estudios como este, llevado a cabo tanto in vitro como in vivo, donde se concluyó que el consumo de cafeína podría intervenir en la activación de una proteína mitocondrial denominada UCP1, relacionada con el metabolismo de los lípidos y por lo tanto con la movilización y pérdida del tejido adiposo o grasa.
Por otro lado, también encontramos interesantes conclusiones en esta revisión que analizó el consumo de café con la disminución del apetito. En él se concluyó que el consumo de café entre 30 minutos y 4 horas antes de la comida podría reducir la ingesta energética posterior.
Analizando todos estos datos en conjunto, podemos concluir que las evidencias científicas acerca de la relación entre el consumo de café y la pérdida de peso no son rotundas, pero sí prometedoras. Lo cierto es que existen suficientes indicios como para pensar que el café podría tener cierta función reguladora en el peso corporal, sin embargo todavía no existe un respaldo científico sólido detrás. Esto demuestra la necesidad de seguir investigando esta relación en el futuro con la finalidad de obtener respuestas más claras.
Lo que sí debemos tener claro es que el formato de consumo del café es muy importante, ya que no será lo mismo consumir café solo que con una buena cantidad de azúcar añadido, o acompañado de productos ultraprocesados como la bollería. En estos casos, los posibles efectos beneficiosos del café quedarían ensombrecidos por los claros perjuicios del azúcar y otros ingredientes insanos.
La relación entre el café y la microbiota
Otro aspecto que se está investigando a fondo en los últimos años es el papel que juega la microbiota humana —es decir, la comunidad de microorganismos que se encuentra en nuestro organismo— frente a la obesidad y el aumento de peso en general. Esto hace que también se investiguen relaciones entre el consumo de ciertos alimentos y cambios en la microbiota.
Por ejemplo, este estudio in vitro llevado a cabo por el Centro de Investigación Médica de la Universidad de Granada sugiere que existen diferencias en la composición del café tostado y café verde que podrían estar relacionados con ciertas variaciones en la microbiota.
Concretamente, hallaron que los cafés tostados presentaban una mayor capacidad antioxidante, pero que los cafés verdes provocaban una mayor producción de ácidos grasos de cadena corta tras la fermentación. Todos estos datos sugieren que las diferentes composiciones químicas del café también podrían estar relacionadas con efectos diversos sobre la microbiota, un factor que también parece estar vinculado al peso corporal pero sobre el que todavía nos queda mucho por aprender.
Microbiota y obesidad: parece que van de la mano
En los últimos años se ha estudiado ampliamente la relación que guarda la microbiota intestinal con la obesidad. La premisa fundamental sobre la que se basa esta hipótesis es que las personas obesas presentan un tipo de microorganismos diferentes con respecto a las personas que tienen normopeso. Algunos investigadores incluso plantean que tras operaciones de cirugía bariátrica en personas obesas, la microbiota intestinal pudiera verse modificada de alguna forma.
Entonces, ¿las personas que son obesas ven modificada su microbiota? O por el contrario, ¿las personas que genéticamente tienen una microbiota distinta tienen mayores probabilidades de desarrollar obesidad? Esa es la gran pregunta. Por el momento, sabemos que obesidad y microbiota guardan cierta relación, pero la ciencia todavía no ha desentrañado el misterio sobre cuál de estas variables es la que influye en la otra.
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La noticia
¿Puede el café ayudarnos a perder peso? Esto es lo que dice la ciencia al respecto
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Mario Sánchez
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