Cualquier persona fue primero un blastocisto, una pelotita del tamaño del punto al final de esta frase. El blastocisto —un embrión de unos cinco días y unas 200 células— es la estructura que se implanta en la pared del útero materno. En el día 14 tras la unión del óvulo y el espermatozoide, se inicia la enigmática gastrulación, el proceso de una semana en el que la bolita de células se convierte en el primer boceto del individuo, ya con sus tres ejes: izquierda y derecha, arriba y abajo, vientre y espalda. Estos primeros días del embarazo son un misterio, por las barreras físicas y éticas para estudiarlos en los humanos. Un equipo de científicos chinos ha logrado ahora generar seudoembriones de macaco en el laboratorio e implantarlos en el útero de tres monas, iniciando tres embarazos. Los autores creen que este nuevo modelo de embrión servirá para iluminar los defectos congénitos y entender por qué alrededor del 25% de las gestaciones humanas acaban con un aborto espontáneo.