El filtro de luz azul puede tener sentido desde el punto de vista publicitario, pero ninguno desde el científico o de la salud. Las gafas que incorporan este extra tan común en reclamos comerciales son más caras, pero no han sido capaces de probar nada: ni evitan la fatiga ocular causada por el uso del móvil y el ordenador, ni mejoran la calidad del sueño.