El encogimiento de los anillos de maderos usados en una tumba frigia ha servido a un grupo de científicos para ponerle fecha al colapso del imperio hitita. Hace 3.219 años, la cosecha de grano de aquel verano fue tan mala como las dos anteriores. Y una civilización tan guerrera como dependiente de los cereales no pudo recaudar impuestos de los agricultores ni alimentar a su ejército, la hambruna debió ser generalizada y el Estado acabó por descomponerse. No es la primera vez que se relaciona el clima con el fin de Hatti, una civilización que llegó a rivalizar con el Egipto de Ramsés II. Pero nunca hasta ahora se le había puesto fecha con tanta exactitud. Para los autores de este trabajo, lo que pasó con los hititas debería dar lecciones sobre el presente climático.