Un estudio con 10 millones de militares reveló el año pasado que el omnipresente virus de Epstein-Barr, que infecta al 94% de las personas y provoca la enfermedad del beso, también es la causa principal de la esclerosis múltiple, un trastorno infrecuente que, en los casos más graves, hace que los afectados tengan problemas para hablar y caminar. En 36 de cada 100.000 ciudadanos, el virus dispara un proceso en el que las propias defensas del cuerpo humano destruyen la envoltura de las neuronas, como si se pelasen los cables del cerebro y la médula espinal. Algunos pacientes necesitan una silla de ruedas, pero otros son capaces de alcanzar la cumbre del Everest, como la profesora estadounidense Lori Schneider. Una nueva investigación, con 22.000 pacientes, identifica este miércoles la primera variante genética asociada a una evolución más agresiva de la enfermedad. Los investigadores creen que el descubrimiento abre un camino hacia tratamientos que eviten la discapacidad.