Encontrar algún signo de vida inteligente fuera de la Tierra es un desafío que está poniendo a prueba la tenacidad, y la imaginación, de los científicos. Bajo la premisa de que es ‘estadísticamente improbable’ que sólo una civilización, la nuestra, haya conseguido desarrollarse en un Universo que contiene billones de galaxias, estrellas y planetas, cientos de investigadores buscan, y llevan buscando desde hace décadas, una forma de revelar su presencia: ¿Usarán señales de radio para comunicarse, como lo hacemos nosotros? ¿O quizá pulsos láser ? ¿Podemos detectar luz artificial, signos de uso de energía o contaminación estudiando sus planetas? ¿O quizá podríamos observar alguna enorme estructura artificial construida para extraer energía de sus estrellas? ¿Y qué hay de sus naves espaciales ? ¿Dejan algún rastro que podamos detectar? Lo cierto es que, sea cual sea la idea, hasta ahora no hemos conseguido nada. Ni rastro de otra civilización, ni una sola señal detectada , ninguna pista que nos indique que no estamos solos en este enorme Universo… Puede que aún no hayamos mirado lo suficiente, o mucho peor, puede que ‘ahí fuera’ no haya absolutamente nadie. A pesar de todo el esfuerzo continúa, y las nuevas ideas se suceden una tras otra. Una de las más recientes es la propuesta por un equipo de más de veinte investigadores, dirigidos por Nicholas Tusay, de la Penn State University, que se preguntan si los extraterrestres podrían estar transmitiendo señales a enormes distancias utilizando las estrellas como ‘nodos’ de una enorme red de telecomunicaciones intergaláctica. Algo así como un ‘Internet espacial’ , que sería posible a través del conocido fenómeno de lente gravitacional. Puede parecer algo retorcido, pero el sistema podría funcionar para enviar y recibir, de forma eficiente, señales a distancias realmente grandes. La nueva estrategia de búsqueda, explicada en detalle en un artículo publicado en ‘ The Astronomical Journal’ , se basa en uno de los hallazgos de Albert Einstein, que en 1915 demostró que la gravedad de los objetos cósmicos es capaz de deformar el tejido mismo del espacio tiempo, de forma similar a como una esfera de hierro deformaría la superficie lisa de una sábana. Lo cual implica que la luz al pasar junto a estos objetos masivos, se curvará y se desviará de su trayectoria. El desvío de la luz a medida que sigue las curvaturas del espacio tiempo mientras pasa cerca de estrellas, galaxias u otros objetos muy masivos tiene un efecto, llamado lente gravitacional, que permite a los astrónomos observar objetos muy distantes. En palabras de Tusay a la revista LiveScience , «es algo muy parecido a una lupa». Buscando el punto focal Igual que sucede con las lupas, la ampliación de los objetos en una lente gravitacional funciona mucho mejor cuando el observador, o el detector, se coloca en un punto concreto, conocido como punto focal. El punto focal gravitacional del Sol, explica el investigador, empieza aproximadamente a 550 Unidades Astronómicas (un UA es la distancia que hay entre el Sol y la Tierra, unos 150 millones de km). Por lo tanto, un telescopio situado en ese punto tendría, entre otras, la alucinante capacidad de ver con claridad continentes y montañas en un planeta en órbita de otra estrella lejana. Pero la luz, dice Tusay, «va en ambos sentidos. Y si puedes magnificar la luz que te llega, también puedes magnificar la luz que se va». Lo cual significa que las lentes gravitacionales también se podrían usar para enviar señales a través de distancias interestelares. La cuestión, por supuesto, es saber si los sabios de alguna civilización inteligente han colocado emisoras de radio en los puntos focales de las estrellas y las han convertido en parte de una efectiva y gigantesca red de comunicaciones punto a punto. Una ‘internet galáctica’, podríamos decir. Probando la nueva idea Tusay y su equipo no perdieron tiempo y trataron de probar su idea con la estrella que tenían más a mano: la nuestra. ¿Será el Sol una de las estrellas que forman parte de esa red? Para comprobarlo, usaron el telescopio de Green Bank, en Virginia, en busca de alguna señal de radio procedente del punto focal gravitatorio del Sol. ¿Y qué encontraron? Nada. «Para decirlo con precisión -explica Tusay a Live Science- en las frecuencias que observamos, durante el tiempo que observamos, no encontramos señales convincentes que fueran de origen extraterrestre». Lo cual, por supuesto, no impide que otras estrellas cercanas sí que formen parte de este hipotético Internet espacial. Según los investigadores, lo que deberíamos hacer es ampliar la búsqueda a muchas más estrellas y comprobar si en los puntos focales gravitatorios de algunas de ellas pueden detectarse señales de radio. MÁS INFORMACIÓN noticia No El sucesor del James Webb que puede hallar vida en otro planeta noticia No Los 12.000 años que cambiaron para siempre a los humanos El estudio, y la prueba hecha con el Sol, no es más que la presentación oficial de un método completamente nuevo para buscar a otros seres inteligentes. Quién sabe si, de esta forma, lograremos por fin encontrar a alguien ahí fuera.