Cognición social: sé lo que estás pensando (y probablemente me equivoque)

Por 26/05/2022 Portal

Aunque no seamos conscientes de ello, en una conversación informal de pocos segundos nuestro cerebro procesa una cantidad ingente de información. ¿Qué está pensando la persona que tenemos enfrente, qué siente, qué intenciones tiene, qué sabe de mí, qué cree que sabe, pero en realidad no puede saber, qué se imagina? De forma implícita y automática, nuestro cerebro procesa innumerables señales en paralelo para descifrar el mundo mental del otro, decodificar la expresión de su cara, la mirada, la voz, el cuerpo, el movimiento, el ritmo… A través de estas habilidades, que acordamos llamar cognición social, los seres humanos nos asomamos al abismo de una representación de la realidad distinta de la propia, asumiendo entonces que la nuestra es subjetiva y falible y producto de unas circunstancias concretas, que podían haber sido otras. Por selección natural, hemos desarrollado una gran capacidad para inferir correctamente las ideas, emociones o intenciones de los demás, a detectar la mentira, el fraude o la amenaza, a identificar la insinuación, el deseo y la posibilidad de cooperar. El encuentro con el otro, con el diferente, es el auténtico reto para nuestro cerebro, concebido como una máquina predictiva diseñada básicamente para reducir la incertidumbre del entorno. Los demás nos descolocan, nos alteran, nos cuestionan, nos hacen cambiar. Nos vemos en los demás, y, como dice el poema de Ángel González, “yo sé que existo porque tú me imaginas”.

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