¿Por qué vemos charcos de agua en las carreteras los días de mucho calor?

Treinta seis grados de temperatura, una recta de carretera interminable y en la lejanía divisamos un charco de agua. Sin embargo, a medida que nos vamos acercando descubrimos que realmente no existe, que se trata simplemente de una ilusión óptica , un espejismo. La física nos ha jugado una mala pasada. Para entender por qué se produce este fenómeno, en primer lugar, debemos saber que nuestro cerebro distingue los objetos gracias a la luz que nos llega de ellos. Para que la luz alcance las células fotosensibles (conos y bastones) de la retina tiene que atravesar los diversos medios transparentes que forman la óptica ocular (córnea, humor acuoso, cristalino y humor vítreo). La retina traduce los estímulos luminosos en impulsos que, finalmente, llegan al cerebro para ser reinterpretados. En un espejismo nuestro cerebro transcribe la realidad de forma incorrecta. Noticia Relacionada estandar No El temor de los conductores: ¿Cómo funciona un radar de velocidad? Pedro Gargantilla Los cinemómetros son dispositivos capaces de detectar de una forma precisa y sencilla la velocidad de los vehículos que circulan por un área de control Espejismos superiores e inferiores Este fenómeno es una ilusión óptica que se genera por la diferencia de temperatura a la que se encuentran las diferentes capas de la atmósfera. Cuando la luz no cambia de medio –existe la misma densidad- se desplaza en línea recta. Esto es lo que sucede, por ejemplo, cuando la luz viaja por el aire. Sin embargo, si una parte del aire cambia de densidad se producen modificaciones en el índice de refracción, lo cual provoca que la luz se curve. Es el efecto que hemos podido observar cuando introducimos un lapicero en un vaso con agua. Pues bien, este fenómeno es el que se produce en el desierto, en donde la temperatura de las capas más próximas al suelo aumenta, de forma que se vuelven más densas. Debido a esta falta de uniformidad la luz que viene del cielo parece emanar también del suelo y esto es interpretado por nuestro cerebro como el reflejo del cielo sobre un charco o un pequeño lago de agua. Los espejismos se producen cuando las temperaturas varían, tanto si se enfrían como si se calientan. En el primer caso tienen lugar los llamados espejismos superiores, esto es, ilusiones ópticas que se producen cuando el aire que está más próximo a la superficie se enfría más que el aire que se encuentra en niveles más elevados. En contraposición están los espejismos inferiores, que son los más comunes y son los que se observan en los desiertos y en las carreteras durante los días de mucho calor. El efecto Fata Morgana Según la leyenda artúrica Morgan le Fay era la hermanastra del rey Arturo, un hada capaz de cambiar de forma –del italiano fata, hada-. Por este motivo su nombre ha pasado a denominar a un espejismo superior producido por la inversión térmica. Este efecto es relativamente frecuente en el estrecho de Mesina, en donde los lugareños ven en el horizonte islas, acantilados, témpanos de hielo o, incluso, barcos que flotan sobre el mar y que les da una apariencia fantasmal. Generalmente el efecto Fata Morgana es visible por la mañana después de una noche fría. Durante siglos este fenómeno estaba vinculado con la navegación en ciertos lugares del globo terráqueo y con determinadas condiciones atmosféricas, dado que no se conocían los motivos científicos, no es difícil imaginar que causasen el pánico entre las tripulaciones. MÁS INFORMACIÓN noticia No Por qué algunas sandías no tienen pepitas noticia No ¿Por qué las hormigas caminan en fila? En ‘La Odisea’ de Homero se hace referencia a ciertas leyendas marinas que afirman que cuando los hombres llevan mucho tiempo en alta mar pueden tener visiones, a veces propias y en otros casos provocadas por los dioses. SOBRE EL AUTOR Pedro Gargantilla Médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación, en este espacio de ‘Ciencia cotidiana’ explica la ciencia detrás de los fenómenos que vivimos en nuestro día a día.