Captan la erupción masiva de un cometa en el Sistema Solar

Por 05/12/2022 Sin categoría

El pasado 22 de noviembre, un grupo de investigadores de la Asociación Astronómica Británica observó una gran erupción en el cometa 29P , una enorme roca helada que orbita alrededor del Sol una vez cada 15 años. El evento, el segundo más potente de este tipo en más de una década, arrojó más de un millón de toneladas de escombros al espacio. Su nombre completo es 29P/Schwassmann-Wachmann, tiene unos 60 km de diámetro y es, que se sepa, el cometa con mayor actividad volcánica de todo el Sistema Solar. 29P, además, pertenece a una familia muy particular de cometas. Se trata, en efecto de uno del centenar de cometas conocidos como ‘Centauros’, nacido en el lejano cinturón de Kuiper, más allá de Neptuno, y empujado por poderosas fuerzas gravitatorias a una órbita más cercana al Sol, entre Neptuno y Júpiter. Los Centauros se caracterizan por su gran tamaño (que puede llegar a los varios cientos de km), y aunque residen muy lejos de la Tierra, en ocasiones pueden precipitarse hacia el sistema solar interno, la región que ocupan Marte, la Tierra, Venus y Mercurio. La razón de estas ‘visitas’, que según los astrónomos se producen cada 40.000 años, es que las órbitas de los Centauros suelen ser inestables, ya que sufren en cada ‘vuelta’ la influencia gravitatoria de planetas gigantes como Neptuno o Júpiter, que los desvían. Pero volvamos a la erupción. Según se explica en Spaceweather.com , un astrónomo aficionado llamado Patrick Wiggins notó, el pasado 22 de noviembre, que 29P había aumentado drásticamente su brillo. Las observaciones posteriores realizadas por otros astrónomos revelaron que el aumento en la luminosidad se debió a una erupción volcánica masiva, la segunda más grande vista en 29P en los últimos 12 años. La explosión, afirman los científicos, fue seguida por otros dos estallidos más pequeños, el 27 y el 29 de noviembre. Erupciones de hielo Sin embargo, esas erupciones no fueron de cenizas y magma ardiente, como sucede en la Tierra, sino de gases extremadamente fríos y hielo procedente del núcleo del cometa. Este tipo inusual de actividad volcánica se conoce como ‘criovulcanismo’, y no solo se ha observado ya en otros cometas, sino también en varias lunas de nuestro Sistema Solar, entre ellas Encélado, de Saturno, Europa, de Júpiter, y Tritón, de Neptuno. Todas ellas tienen en común el hecho de poseer una corteza superficial hecha de hielo y un núcleo también helado y sólido. Con el tiempo, la radiación del Sol puede hacer que el interior helado de los cometas se sublime (pasando directamente de sólido a gas), lo que provoca una acumulación de presión debajo de la corteza. Cuando la radiación solar debilita también la corteza, esa presión hace que la capa exterior se agriete y el ‘criomagma’ se dispare al espacio. En el caso de 29P, ese magma congelado se compone principalmente de monóxido de carbono y nitrógeno, así como de algunos compuestos sólidos e hidrocarburos que podrían haber proporcionado a planetas como la Tierra las materias primas para la vida. La eyección lanzada al espacio por 29P el pasado 22 de noviembre se extendió rápidamente hasta más de 56.000 km de distancia del cometa y, según los astrónomos que la vieron, sigue viajando a casi 1.300 km/h. En total, podríamos estar hablando de más de un millón de toneladas de material eyectado. Erupciones cíclicas Las observaciones confirman la creencia anterior de que las erupciones de 29P tienen mucho que ver con su rotación. La lenta rotación del cometa, en efecto, hace que la radiación solar se absorba de forma desigual, lo que desencadena las erupciones. Hasta ahora, dicen los investigadores, las erupciones del cometa tienden a coincidir con su período de rotación de 57 días. Pero aún hay más. Los científicos creen que las erupciones más explosivas de 29P siguen un ciclo regular basado en su órbita alrededor del Sol. De hecho, se detectaron varias erupciones fuertes entre 2008 y 2010, y ahora se han producido dos explosiones masivas en los últimos dos años. Por lo tanto, es probable que haya al menos una erupción importante más del 29P para finales de 2023. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Descubren el origen de un destello como mil billones de soles que apunta directamente a la Tierra noticia No Elon Musk anuncia que su chip cerebral Neuralink comenzará las pruebas en humanos en 6 meses Descubierto en 1927, 29P ha sido ampliamente ignorado por la mayoría de los astrónomos. Sin embargo, y a medida que llegan nuevos datos sobre su excepcional actividad volcánica, el gran cometa ha ido despertando cada vez más interés. No en vano, a principios de 2023 el Telescopio Espacial James Webb dirigirá hacia él sus instrumentos para echarle un buen vistazo.