La maleta con ruedas o cómo los inventos solo florecen cuando hay contexto

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La maleta con ruedas o cómo los inventos solo florecen cuando hay contexto

Los inventos son, en muchas ocasiones, proyectos que se quedan en el cajón o la sala de reuniones porque nadie apuesta por ellos. Porque nadie entiende que sean inventos verdaderamente interesantes.

El ejemplo paradigmático de ello fue el invento de las maletas con ruedas incorporadas que, a pesar de tener muchas décadas detrás, no se convirtió en un invento popular hasta la década de 1990.

Northwest Airlines

En la década de 1990, un piloto de Northwest Airlines, Robert Plath, inventó el exitoso modelo Rollaboard, que incorporaba ruedas y también un mango rígido y plegable. Fue una epidemia. De repente, todo el mundo sustituyó sus antiguas maletas por estas nuevas.

Sin embargo, el invento no era nuevo: simplemente había aparecido en el momento idóneo. En 1972, por ejemplo, Bernard Sadow ya había lanzado una maleta con ruedas, aunque no incluía un mango, sino que la hizo colgar de una correa de cuero que, en la práctica, hacía que la maleta tendiera a desplazarse de lado.

Luggage With Strap

Pero un siglo antes, en 1887, ya parece haber alguna patente de maleta similar. Y en un artículo de prensa de 1951, John Allay May explica sus intentos de fabricar y vender una maleta con ruedas desde 1932, tal y como lo transcribe Robert J. Shiller en su libro Narrativas económicas:

Y se reían. Yo me ponía muy serio. Pero se reían, todos ellos. Cuando explicaba a cualquier organización una futura aplicación de la teoría de las ruedas, se expresaban como si aquello les produjera un soporífero aburrimiento (¿por qué no aprovechar al máximo la rueda? ¿Por qué no hemos equipado a las personas con ruedas? (…) Calculo que le he presentado este concepto a 1.500 personas y a 125 organizaciones. Mi esposa se cansó de escucharme en 1937. El único hombre que me tomó en serio fue un inventor que vivió por un tiempo en mi barrio. El problema es que nadie le tomó en serio.

Nadie sabie muy bien por qué, finalmente, la maleta con ruedas cuajó. Quizá fue algo en el diseño. O el mango rígido. Pero Shiller sospecha que el secreto es el glamur:

En los intentos anteriores, las maletas con ruedas se veían como un artefacto un tanto ridículo. Sus anuncios en la prensa de 1991 vinculaban la narrativa de la Rollaboard a las compañía aéreas, que en 1990 se consideraban más glamurosas que ahora. (…) La epidemia de las maletas con ruedas se avivó cuando tripulaciones de pilotos y personal de cabina adoptaron de forma generalizada el modelo Rollaboard. Los pasajeros veían a lo profesionales de la aviación, con su aspecto distinguido, caminando por los aeropuertos con sus innovadoras maletas.

Al fin y al cabo, las ideas forman parte más de un ecosistema que de un cerebro: si el ecosistema no acompaña, la idea no solo tarda más en florecer, sino en arraigar y empezar a ser de uso común, lo que finalmente interviene no en la propagación de la idea, sino en su mera concepción. Por ello, precisamente, en las ciudades viven más personas innovadoras que en el campo.


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Estas son las 6 fases por las que pasa una tecnología exponencial y que auguran un siglo XXI fascinante

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Estas son las 6 fases por las que pasa una tecnología exponencial y que auguran un siglo XXI fascinante

El ciclo de crecimiento de una tecnología exponencial (Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas, el cloud, la robótica avanzada, los vehículos autónomos…) puede divirse en seis fases y las seis empiezan por la letra «D».

Entenderlas nos puede ayudar a ver en qué fase se encuentra cada una de las tecnologías exponenciales y los cambios radicales que están a punto de originar a lo largo de este siglo.

Las seis D

  1. Digitalización: tiene lugar cuando la tecnología pasa de usar los átomos a usar los bits, de materia a largas cadenas de ceros y unos. Esto permite acelerarse gracias a la Ley de Moore ( la potencia y/o la velocidad se duplica cada año, y/o el costo se reduce a la mitad) y la Ley de Rose (en el caso de la computación cuántica).
  2. Decepción: en los primeros pasos del crecimiento exponencial, los saltos son cortos y, dada la publicidad que se le ha dado a la nueva tecnología, la gente empieza a decepcionarse y piensa que tampoco era para tanto o que nunca será como ocurre en las películas de ciencia ficción. Por ejemplo, ya habíamos aceptado que no tendríamos coches voladores surcando el cielo de las ciudades, pero eso va a cambiar en breve.
  3. Disrupción: tiene lugar el impacto real en la sociedad, modificando de golpe y de forma profunda productos, mercados, servicios y sectores económicos. Un buen ejemplo de ello ha sido el teléfono móvil, que ha transformado tanto el mundo que incluso está sacando a África de la pobreza.
  4. Demonetización: el dinero desaparece de la ecuación, por eso muchos servicios de Google son gratuitos. El coste marginal también se reduce casi a cero, como lo que le pasó a la fotografía cuando se hizo digital.
  5. Desmaterialización: los productos desaparecen del mercado; por ejemplo, Wikipedia ha desmaterializado las enciclopedias, el smartphone ha desmaterializado los dispositivos GPS, iTunes la tienda de discos, Netflix el videoclub…
  6. Democratización: ocurre cuando todas las capas sociales pueden acceder al servicio o al producto. La persona más rica del mundo puede comprarse el smartphone más potente del mercado, pero también las personas de clase media y hasta baja. Los cursos en línea masivos y abiertos o MOOC han democratizado la educación.

Un interfaz fácil de usar también marca un punto de inflexión en una tecnología (por ejemplo, cuando pasamos de complejos ordenadores a Windows, y más tarde a iOS y Android. Todo lo cual, finalmente, nos hará vivir una vida de ciencia ficción en muy pocos años. Un ejemplo sorprendente de ello es la llamada tecnología afectiva o informática afectiva, que permitirá que nuestra tecnología sintonice cuando nuestro estado de ánimo (en primer lugar) pero también influirá en él para hacernos sentir mejor.

Un ejemplo de lo que pasará cuando lleguéis a casa después de un día de trabajo complicado y os dejéis guiar por la tecnología afectiva lo podéis ver en el siguiente vídeo, extraído de El futuro va más rápido de lo que crees de Peter H. Diamandis y Steven Kotler:


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Nos conmueve más la pérdida de una vida individual que la pérdida de miles de vidas

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Nos conmueve más la pérdida de una vida individual que la pérdida de miles de vidas

Ya nos hemos habituado a aceptar que, diariamente, las víctimas de la COVID-19 se cuentan por centenares. Lo que en otros ámbitos sería un escándalo solamente si se produjera una decena de víctimas, o incluso una o dos víctimas, aquí no nos conmueve tanto, o al menos no proporcionalmente.

Esto sucede. básicamente, por dos efectos psicológicos: “efecto singularidad” (singularity effect) y «adormecimiento psíquico» (psychic numbing).

Singularidad y adormecimiento

Las grandes atrocidades no generan reacciones proporcionales para motivar la acción, pero las historias individuales alcanzan niveles más profundos de nuestras emociones y nos empujan a actuar con mayor urgencia e inversión de medios.

Por ello, la gente dona mucho más dinero para ayudar a una víctima identificable (por ejemplo, un niño o una familia) que a una víctima no identificable, sobre todo si hablamos de un número muy amplio de víctimas.

Los autores de este reciente estudio, de agosto de 2020, confirmaron este sesgo al realizaron análisis de textos del New York Times y otras fuentes que publican la pérdida de vidas, analizando el afecto y la emoción del texto (sentimental analysis) en los lectores. Concluyéndose, en suma, que: cuanto más mueren, menos nos importa.

En otras palabras: nuestra capacidad para sentir simpatía por las personas necesitadas parece limitada, y esta forma de fatiga por compasión puede conducir a la apatía y la inacción, en consonancia con lo que se ve repetidamente en respuesta a muchas catástrofes humanas y ambientales a gran escala.

Dunbarsnumber

O como resumía el premio Nobel de Medicina Albert Szent-Gyorgi:

Me conmueve profundamente ver a un hombre sufriendo y arriesgaría mi vida por él. Luego hablo impersonalmente sobre la posible pulverización de nuestras grandes ciudades, con cien millones de muertos. Soy incapaz de multiplicar el sufrimiento de un hombre por cien millones.

Este tendencia a conceptualizar a la humanidad como unos pocos individuos se debe a que no tenemos suficiente capacidad mental para procesar a tantas personas. Nuestro cerebro se fraguó en un mundo pretérito donde formábamos parte de tribus de apenas 100 o 150 individuos. Gastar energía mental en más individuos era un despilfarro.

Por esa razón, también, tendemos a pensar en los autores de los inventos o las obras literarias como genios únicos y no tanto como ecosistemas de factores (en los que también intervienen cientos o miles de otros cerebros). O que el libertinaje de ciudades como Ámsterdam se debe a políticas creadas por seres humanos y no casualidades interconectadas, como el descubrimiento algo diminuto en la entrañas de los arenques y que Ámsterdam fue levantada sobre un lodazal:


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Libros que nos inspiran: ‘El futuro va más rápido de lo que crees’ de Peter H. Diamandis y Steven Kotler

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Libros que nos inspiran: 'El futuro va más rápido de lo que crees' de Peter H. Diamandis y Steven Kotler

Han pasado, pero sobre todo van a pasar, tantas cosas propias de una novela de ciencia ficción que uno se pregunta si la ciencia ficción empieza a resultar aburrida respecto a la realidad.
No asistimos solo las crestas de un tsumani hipertecnológico que cambiará el mundo en pocos años de formas incomprensibles para nosotros: es una hiperaceleración a la que se suma una convergencia.

De eso trata, entre otras cosas, El futuro va más rápido de lo que crees: Cómo la convergencia tecnológica está transformando las empresas, la economía y nuestras vidas, de Peter H. Diamandis y Steven Kotler.

Hiperaceleración y convergencia

Este nuevo libro del dúo optimista Diamandis y Kotler constituye una especie de tercera entrega iniciada con Abundancia y con BOLD. No es imprescindible haberlos leído para empezar con este, pero un poco de contexto siempre viene bien.

Como las anteriores obras, estamos ante una aproximación de las distintas soluciones con las que la tecnología puede ampliar los límites de lo posible y, así, transformar en el mundo. Aquí, sin embargo, los autores aplían estas ideas y examinan lo que ocurre cuando el camino que sigue una tecnología en proceso de aceleración converge con la dirección que está tomando otra tecnología que también está acelerando.

Por ejemplo, ¿qué pasa cuando converge la inteligencia artificial y, por ejemplo, la realidad aumentada? Estas convergencias tienen efectos sorprendentemente profundos en el comercio, la publicidad, el entretenimiento o la educación, entre otros.

El futuro va más rápido de lo que crees: Cómo la convergencia tecnológica está transformando las empresas, la economía y nuestras vidas (Sin colección)

El futuro va más rápido de lo que crees: Cómo la convergencia tecnológica está transformando las empresas, la economía y nuestras vidas (Sin colección)

Con todo, estas ideas resultan poco intuitivas porque nuestro cerebro evolucionó en un entorno local y lineal. Local en el sentido de que la mayoría de las cosas con la que interactuábamos estaban a menos de un día a pie de distancia. Lineal en el sentido de que el ritmo de los cambios era excepcionalmente lento.

Este nuevo libro de Diamandis y Kotler, por consiguiente, trata de operar como una suerte de telescopio, microscopio y hasta estetoscopio para tratar de escudriñar qué se cuece en el mundo de la tecnología, y qué es lo que probablemenete se cocerá. Algo que, sin duda, tiene aspecto de ser revolucionario y bueno para todos. Por ello, el libro también ha sido fuente de inspiración para algunas entradas como Al menos 25 empresas ya están dedicándose a desarrollar coches voladores.

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¿Qué pasará cuando la inteligencia artificial, la robótica, la biología digital y los sensores se unan a la impresión 3D, el blockchain y velocidades de conexión globales de varios gigabits? ¿Cómo transformarán estas convergencias las industrias tradicionales de hoy en día? ¿Cómo afectará a la manera en que educamos a nuestros hijos, gobernamos nuestras naciones y cuidamos nuestro planeta?


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