En la mayoría de los casos, esa luz que producen los seres bioluminiscentes es azul, por ejemplo, la de los marinos está en la longitud de onda de los 550 nanómetros (nm) y en las luciérnagas, entre los 510 y 660 nm. Y siempre el fundamento es el mismo, bien sea en el caso de bacterias como Vibrio fischeri; en dinoflagelados que forman parte del fitoplancton, como la especie Noctiluca scintillans; en las luciérnagas, que son terrestres, o también en el camarón del océano profundo, Acanthephyra purpurea. Se trata de una reacción química que producen estos seres. Para lograrlo tienen una molécula llamada luciferina que, en presencia de oxígeno y utilizando el ATP de las células que es lo que aporta la energía a cualquier reacción celular, y mediante la acción de una enzima que se llama luciferasa, se produce la oxidación de la molécula. La luciferina se excita con la oxidación y cuando vuelve a su nivel de energía normal emite esa luz.