Cuenta atrás para la reconquista: la humanidad volverá a pisar la Luna

Por 26/08/2022 agosto29th, 2022 Portal

La maquinaria está definitivamente en marcha, y la conquista de la Luna a punto de empezar. Cuando el cohete más grande y poderoso jamás construido por la NASA emprenda su primer vuelo este lunes, 29 de agosto (si algo falla se reintentará el 2 o el 5 de septiembre), habrá dado comienzo la primera fase del programa Artemis, el detallado plan para que el hombre vuelva a pisar nuestro satélite. Pero esta vez no será solo una visita, como en los tiempos del programa Apolo. Esta vez iremos a la Luna para quedarnos . Si todo va según lo previsto, y tras la cuenta atrás de dentro de dos días, el enorme lanzador SLS , de 98 metros de altura, empezará a elevarse desde la plataforma de lanzamiento 39B del Centro Espacial Kennedy , en Florida, donde fue llevado el pasado día 17 en un ‘viaje’ de 1,6 km y 10 horas de duración. A los dos minutos de la ignición su propulsor sólido se habrá consumido, y seis minutos después también se habrá agotado el combustible líquido, momento en que se desechará la etapa central del cohete. A los 18 minutos del lanzamiento, la nave espacial Orión y la etapa superior del cohete SLS darán una vuelta completa a la Tierra. Orión tardará 12 minutos en desplegar sus paneles solares. Después, la nave se dirigirá a la Luna. Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP 5360 Código APP El plan habla claro: el primer vuelo, Artemis 1 , no llevará tripulación y servirá para probar las capacidades del enorme lanzador SLS, así como para analizar un gran número de sistemas terrestres en el Centro Espacial Kennedy y comprobar que tanto en el cohete como en la cápsula Orion , que en próximos vuelos albergará a los astronautas, todo funciona a la perfección. Será un viaje de 42 días y 2,1 millones de km que llegará hasta la Luna, la orbitará (sin aterrizar en ella) y regresará después a la Tierra para amerizar el próximo 10 de octubre frente a las costas de San Diego, en el Pacífico. Unos meses más tarde, Artemis 2 volverá a hacer lo mismo, aunque esta vez con una tripulación humana a bordo, que tampoco caminará sobre la Luna. Será la última prueba de que todo marcha como debe. Y por fin, en 2025, Artemis 3 aterrizará en nuestro satélite y los astronautas, entre ellos una mujer y un hombre de color, volverán a pisarlo por primera vez desde que lo hicieran los tripulantes del Apolo 17 en 1972. Pero eso será solo el principio. La NASA tiene ya preparados otros siete vuelos, uno por año, para que las sucesivas tripulaciones vayan sentando las bases de una colonia lunar permanente y empiecen a construir Gateway, la primera estación espacial en órbita lunar. Diez misiones secundarias Pero volvamos a Artemis 1. Porque junto a su misión principal de probar la tecnología y los propulsores necesarios para la aventura, los responsables de la NASA no han querido renunciar a hacer algo de ciencia. De modo que la misión transporta también otras diez ‘cargas útiles’ en forma de CubeSats para llevar a cabo sendas misiones secundarias, entre ellas la búsqueda de agua en la Luna, el lanzamiento de un mini satélite hacia un asteroide o una variedad de experimentos para comprobar cómo reacciona el cuerpo humano a una larga exposición a las adversas condiciones del espacio. Algunas de esas misiones, sin embargo, podrían no llegar a funcionar, ya que los retrasos en el lanzamiento han hecho que las baterías de varios de los CubeSats, atrapadas durante un año entero dentro del cohete, se hayan agotado hasta el punto de que es posible que ni siquiera puedan arrancar. Desde luego, sería una pena, porque lo que está en juego no son solo una serie de datos científicos, sino la demostración de que estas pequeñas (y baratas) naves de menos de 15 kg son capaces de llevar a cabo exitosas misiones de espacio profundo. Los CubeSats son fáciles de ensamblar a partir de piezas estandar, desde sistemas económicos de propulsión de iones hasta transmisores de radio diminutos. Lo cual permite a los investigadores concentrarse en desarrollar cualquier tipo de instrumento novedoso, con la única limitación de que puedan reducirlos al tamaño adecuado para integrarse en un CubeSat. Buscando agua en la Luna Dos de esas ‘cargas extra’ son Lunar IceCube y Lunar Polar Hydrogen Mapper, una pareja de ‘CubeSats’ especialmente diseñados para localizar posibles reservas de agua en la Luna, algo de la máxima importancia para las futuras misiones de larga duración, ya que los exploradores podrán, además de tener el agua necesaria para sobrevivir, obtener de ella aire respirable y combustible para los cohetes. Lunar IceCube solo pesa 14 kg y alberga en su interior un Espectrómetro de Exploración de Alta Resolución Compacto Infrarrojo de Banda Ancha (BIRCHES), que buscará agua tanto la superficie lunar como en su exosfera, la delgada capa de gases que rodea la Luna en una versión muy débil de la atmósfera de la Tierra. La misión también probará un nuevo propulsor iónico, que, según la NASA, «funciona eléctricamente usando pequeñas cantidades de propulsión para dar ligeros empujones y así impulsar la nave espacial a lo largo de su trayectoria, de un modo similar al aleteo de una mariposa». El Lunar Polar Hydrogen Mapper (LunaH-Map), por su parte, estudiará áreas con depósitos de hielo previamente identificados. A la caza de un asteroide Otro de los CubeSats abordará una misión totalmente distinta. Bajo el nombre de Near-Earth Asteroid (NEA) Scout, la pequeña nave, liberada por Artemis antes de llegar a la Luna, desplegará una vela solar de 86 metros cuadrados para viajar al asteroide 2020 GE. al que llegará en 2023, y estudiarlo con todo detalle. 2020 GE es una roca de unos 18 metros que gira alrededor del Sol una vez cada 368 días, y esta será la primera vez que los científicos logren estudiar en detalle el tipo más pequeño (y desconocido) de asteroides cercanos a la Tierra. Para alcanzarlo, la pequeña nave llevará a cabo una maniobra de asistencia gravitacional pasando junto a la Luna y usando su ‘empujón’ gravitatorio para salir despedida hacia su objetivo. En 2023, cuando alcance su destino, la pequeña nave usará sus cámaras de alta resolución para obtener imágenes detalladas de la roca espacial, estudiar su forma, su rotación, el campo de escombros que probablemente la rodea y las características de su superficie. En palabras de Julie Castillo-Rogez, que dirige la misión desde el Jet Propulsion Lab, «NEA Scout logrará probablemente el sobrevuelo más lento nunca visto de un asteroide, a una velocidad de menos de 30 metros por segundo. Eso nos dará algunas horas para recopilar información científica de incalculable valor, y nos permitirá ver de cerca cómo son los asteroides de esta clase». Seres vivos en la Orión ¿Quién dijo que a bordo de Artemis 1 no habría nada vivo? El CubeSat BioSentinel, dirigido por Sergio Santa María, biólogo del Centro de Investigación Ames de la NASA, transportará 16 cepas de levadura distribuidas en cientos de contenedores microscópicos, en lo que será la primera prueba de la NASA para valorar los efectos de la radiación en organismos vivos más allá de la órbita terrestre desde la última misión Apolo en 1972. Sin la protección del campo magnético de la Tierra, el ADN de los organismos es más vulnerable al daño causado por los estallidos solares y los rayos cósmicos galácticos, una preocupación real para los astronautas que viajan a la Luna o Marte. Se ha elegido levadura precisamente porque su ADN presenta importantes similitudes con el de los seres humanos Desde una posición en órbita solar más allá de la Luna, los sensores ópticos de BioSentinel medirán la salud de las cepas de levadura a medida que acumulan daño por radiación midiendo el crecimiento celular y el metabolismo. El comandante Moonikin Campos Esta vez no hay humanos a bordo, pero Artemis 1 llevará 54,4 kilogramos de recuerdos, incluyendo juguetes, artículos del Apolo 11 y, más importante, tres maniquíes. En el asiento del comandante de la Orión estará el comandante Moonikin Campos, un maniquí capaz de recoger datos sobre lo que las futuras tripulaciones humanas podrían experimentar en un viaje lunar. El maniquí llevará el nuevo traje Orion Crew Survival System, diseñado para que los astronautas lo lleven durante el lanzamiento y la reentrada. El traje tiene dos sensores de radiación. Además, dos «fantasmas» llamados Helga y Zohar viajarán en los otros asientos de la Orión. Estos torsos de maniquí están fabricados con materiales que imitan los tejidos blandos, los órganos y los huesos de una persona. En total, los dos torsos tienen más de 5.600 sensores y 34 detectores de radiación para medir la exposición a la radiación durante el vuelo espacial. MÁS INFORMACIÓN El James Webb fotografía Eärendel, la estrella más lejana observada hasta ahora Un año de exploración en Marte: esto es lo que ha encontrado Perseverance hasta ahora Todo, pues, está preparado para escribir un nuevo capítulo en la historia de la exploración espacial. Con esta misión el programa Artemis de la NASA ha empezado oficialmente. Y si todo sale como se espera, los próximos años nos traerán una sucesión cada vez más rápida de hitos que culminará con un asentamiento lunar permanente, el primer paso para abordar la siguiente misión: viajar a Marte.