La niebla de nuestro pasado se va despejando gracias a los últimos hallazgos encontrados en la sierra de Atapuerca. Han sido varios los restos de huesos envueltos en arcilla que, una vez analizados, remiten a un maxilar de ser humano. Gracias a este descubrimiento podremos saber de manera aproximada cómo eran los rostros de entonces, de cuando el Homo erectus se extendió por Europa hace dos millones de años y todavía quedaba muy lejos nuestro presente.