El último ancestro común de las personas y los chimpancés se paseó por el planeta hace unos siete millones de años. Puede parecer mucho, pero es aproximadamente la misma distancia que separa a los elefantes africanos y a los elefantes asiáticos, dos especies tan similares que la gente los suele llamar, simplemente, elefantes. El biólogo Tomàs Marquès Bonet trabaja para responder una de las grandes preguntas de la humanidad: qué nos hace humanos, qué pasó en esos siete millones de años para que las personas sean capaces de caminar por la Luna y el resto de primates estén todavía en las ramas de los árboles. Este jueves se ha dado un paso de gigante. Un consorcio internacional capitaneado por Marquès Bonet ha leído el ADN de 233 especies de primates, la mitad de todas las conocidas. Esta monumental información genética sirve para precisar qué es un ser humano, pero también para iluminar el origen de multitud de enfermedades, como el cáncer.