Las grandes ciudades multiplican las capacidades de los individuos y los beneficios de las empresas que se instalan en ellas. En las aglomeraciones urbanas, las personas con habilidades especiales tienen más fácil encontrar a otras que las complementen y eso incrementa la productividad y las posibilidades de aprender. Sin embargo, no todo el mundo tiene acceso a los entornos sociales que ofrecen esas ventajas y es la misma élite que genera las innovaciones y la riqueza la que concentra los beneficios, “con la mayoría de los habitantes de las ciudades parcialmente excluidos de los beneficios socioeconómicos de las ciudades que crecen”. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores de la Universidad de Linköping (Suecia) que acaba de publicar sus resultados en la revista Nature Human Behavior.